Ser-humano (cartografía antropológica)

— 69 — del logos , que es a la vez el camino de la filosofía, devendrá con el paso del tiem - po en una modalidad individual monológica. Estas distintas consideraciones nos hacen ver en definitiva que el despliegue del logos posibilita e incentiva al mismo tiempo el proceso de individuación, la paulatina constitución identitaria del individuo. Con el mundo de ideas platónico, en particular con la idea del bien, se inaugura en la filosofía occidental la concepción de la trascendencia que se mantendrá a lo largo del tiempo. De hecho, el Dios cristiano encontrará en esa trascendencia su alojamiento que le asegura eternidad y perfección –de acuerdo con la teo - logía cristiana de la patrística con una raigambre decididamente neoplatónica. Como claramente se advierte en los diá logos platónicos, la razón es la llamada a esclarecer los más diversos conceptos y fenómenos, sin importar el ámbito del cual ellos provengan. Comienza a despuntar aquí la idea de un lumen naturale , una luz natural de la razón, llamada a iluminar todo lo que es. Esta máxima elevación de la razón se plasma tanto en la “Alegoría de la caverna” como en el mito de las almas aladas, expuesto en el Fedro . La razón (en este caso, el nous ) es el auriga del alma que se encumbra al mundo de las ideas, antes de nacer en un cuerpo ( soma ) que será como su cárcel, y tiene que llevar bien los caballos: el blanco de la voluntad ( thyme ), y el negro del deseo ( epithymía ). Lo que sobre todo interesa destacar aquí es que el camino que ha de seguir el hombre es un camino de la razón (como en el ascenso hacia fuera de la caverna), hacia la luz del sol (que equivale simbólicamente al Bien –la Idea suprema). Hay claramente en Platón una apuesta por el poder transformador del saber y junto con ello de la formación, de la educación ( paideia ). Es más, ésta es la clave de la concepción política desarrollada en la Politeia . Se trata de educar al ciuda - dano ( polités ) sobre todo en aras de lograr un equilibrio de sus partes del alma, y es el auriga –la razón– el llamado a esa realización. Únicamente de esta forma es posible la justicia en él, la que a su vez es condición para que haya justicia en la polis . En definitiva, en Platón hay una identidad entre sabiduría ( sophrosyne ) y bien ( agathón ) 31 . Desde luego, aquí se trata del saber profundo, y no del saber mera - mente técnico. Lo que es querido remite a lo máximamente querido, de acuerdo al Lysis . Al mismo tiempo, el bien no corresponde únicamente a la cúspide del mundo de ideas, sino que le es propio ( oikeion ) a cada cual anhelarlo, dado que constituye su naturaleza íntima ( arjaia physis ) – Symposion , 205 a. Lo originaria - mente bello no es valioso porque lo amamos, sino que a la inversa: lo amamos 31 En lo que sigue tenemos en consideración a Jaspers, Die grossen Philosophen (Los grandes filósofos), München: Piper, 1988, capítulo sobre Platón. En adelante: DgPh.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=