Ser-humano (cartografía antropológica)

— 68 — que el logos , la razón, busca en primer lugar el concepto que significa hacer rea - lidad la posibilidad de traer a una unidad lo que a nivel de la sola experiencia se presenta como disperso. El concepto equivale a la definición, y así vemos a Só - crates en su actuación en Atenas estar siempre exigiendo el concepto, la defini - ción precisa de algo. Así por ejemplo en el Laques . Se trata del General –Laques– a cuyas órdenes el propio Sócrates estuviera como soldado en la Batalla de Delio (424 a. C.), al cual le pregunta por la valentía. El General comienza respondiendo a esto de un modo que revela naturalmente mucha seguridad en sí mismo: “Por Zeus, Sócrates, no es difícil decirlo: si alguien queda en su puesto, y enfren - ta al enemigo, y no huye, sabe que éste es valiente” (190e) 30 . Pero, Sócrates comienza ya a objetar, poniendo como ejemplos a los escitas, que luchaban retrocediendo y los espartanos que en la Batalla de Platea simularon retroceder, atrayendo de este modo a los persas, a los cuales luego atacaron y vencieron. Y estos valen también pues como ejemplos de valentía. Sócrates se extiende agregando que sólo en el caso de los hoplitas, la infantería griega, que precisamente comandaba el General Laques, se cumpliría su definición de sostener la posición, pero no en esos otros casos. Además corresponde tener en cuenta, para alcanzar una definición adecuada, que se trata también de la va - lentía en el caso de los marineros por el coraje que requieren en alta mar, como también respecto de cómo afrontar las enfermedades o la pobreza, e incluso en relación al dominio que se pueda tener sobre las pasiones. Sin duda que esta impronta tan marcada que hay en Sócrates y que definitiva - mente lo caracteriza, condensa toda la fuerza de lo que está en juego con el tránsito del mito al logos . En otras palabras, Sócrates, por su lucha del concepto, es un animal racional por excelencia. 4 Con Platón el logos alcanza tal vez su máximo apogeo ya que es elevado a la trascendencia de la Idea, en la que radican la verdad y el ser de todo. Podríamos decir que de este modo si en el mito se cifró antes lo superior y lo sublime, el logos alcanza ahora ese sitial. A su vez, si antes sucedía que el hombre se purifi - caba y elevaba al arquetipo sacro a través de rituales, conmemoraciones y cele - braciones, ahora el camino es la razón que nos eleva a un arquetipo distinto, ya que precisamente es de carácter racional: la idea. Y con ello se marca una nueva diferencia, ya que la elevación al logos no requiere de ningún ritual colectivo. Si bien Sócrates hace valer el diálogo como instancia que posibilita esa elevación, ya se entiende en este contexto ese diálogo como monólogo, como diálogo del alma consigo misma, lo que subrayará posteriormente el estoicismo. El camino 30 Citado por Adolfo Carpio, Principios de filosofía , Buenos Airres: Glauco, 2003, p. 67. En adelante: PF.

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