Ser-humano (cartografía antropológica)
— 176 — todavía no ocurre, mas igual es siempre ahora, como lo plantea muy lúcidamen - te Eckhart Tolle (LnT). Ahora nace Sócrates, ahora le pregunta al General Laques qué es la valentía, ahora Sócrates es condenado a muerte. Todo es siempre aho - ra. Es más, interesa a la vez que nuestro “ahora existencial”, el de cada cual y de todo momento, dentro del orden macrocósmico, es nada más que parte de sucesivos ahora de constelaciones más amplias. Si pertenecemos al “brazo quilla orión cisne” de la vía láctea, en una sola rotación nuestra galaxia demora 225 millones de años, de tal manera que lo que conocemos como humanidad alcan - za a lo más para una milésima parte de esa rotación. Si suponemos a partir de ello que un “año” de la vía láctea corresponde precisamente a 225 millones de años nuestros, resulta de ello que un segundo de la rotación de nuestra galaxia equivale aproximadamente a un siglo terráqueo. Visto desde esta perspectiva macrocósmica se trata entonces de que en nuestras vivencias de inserción en el ahora nos vaciemos de todo contenido temporal y procuremos estar con la mente y el cuerpo, en definitiva con nuestra conciencia como apertura en el eterno ahora del ser. 2 La propuesta del ser humano consciente como 12ª concepción antropológica se justifica en las siguientes consideraciones: 1. Hay una vía inconsciente y otra consciente de inserción en el ahora y de per - petuarlo. Pero, de la primera únicamente podemos hablar en la medida en que estamos conscientes de ella. Ello le da una primacía a la conciencia. Pero, no por ello este camino de la conciencia de ninguna manera excluye la vía inconsciente. 2. Hay conciencia como apertura y conciencia como orientación. La conciencia no sólo supone apertura del ser, de lo que es y de nuestro propio ser. Ella es apertura, es conciencia abierta al ser, pero también, está en ella la posibilidad de la orientación existencial. Esto significa que ella está ligada tanto a la pregunta por el sentido existencial como al ethos , al modo de habitar el mundo. 3. Y justamente porque la conciencia supone no sólo apertura, sino orientación, en ella está la clave del mundo que queremos habitar. Ella es la mediación en la que sucede que en su apertura se le revela algo que es clave para imprimir una orientación, lo que induce a su vez a la decisión y finalmente a la acción. Ello nos muestra que, si queremos cambiar el mundo y precisamente porque se encuen - tra en una profunda crisis tanto la relación con los otros como con el entorno, no tenemos más alternativa que apelar a la conciencia. De la conciencia como apertura que advierte esta situación mundanal actual tiene que surgir la orienta - ción. Por eso, el ser humano consciente constituye la salida y el camino a seguir.
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