Ser-humano (cartografía antropológica)

— 141 — caparazón incapaz de mostrar ello. En este sentido, hay que destacar que lo que se juega en el intento nietzscheano de que la historiografía le sea útil a la vida se corresponde perfectamente con el meollo mismo de su pensamiento y con la correspondiente concepción del ser humano que está en juego. Con todo, siempre es igual necesario recordar que la palabra ‘rojo’ no es roja. Manuel Cruz: “Decir, como Aron, ‘El hombre lleva en sí la historia que explora’, esto es, afirmar que el conocimiento de la historia es, él mismo, histórico, no es un simple juego de palabras como el que acostrumbran a denunciar los analíticos cuando seña - lan que la palabra ‘rojo’ no es de color rojo, o como el expresado en aquel refrán sefardí que en cierta ocasión citaba Rafael Sánchez Ferlosio: ‘Con dicir flama non se quema la boca’ “ (Fdh, p. 21). Habida cuenta de las consideraciones anteriores y teniendo presente que este vaivén entre historiografía e historia atraviesa la clasificación de los estilos histo - riográficos propuestos por Nietzsche, aboquémonos ahora a la clasificación de éstos: 1. El estilo monumentalista, en el que nos orientamos por los grandes hechos y acontecimientos, haciendo relativamente a ello, una gran construcción, no des - provista de ficción, la cual a su vez frecuentemente es utilizada y acomodada para intereses particulares de las regencias y gobiernos de turno. 2. El estilo anticuario que se propone como misión conservar, y Nietzsche agre - ga, momificar el pasado, y al mismo tiempo transmutar y dignificar todo lo des - viado, todo el desvarío, lo errado, lo sucio, lo podrido que pueda haber habido en él. Este estilo tiende además a ser minimalista debido a cierta obsesión de dar cuenta de los mínimos detalles, razón por la cual se pierde la jerarquía a tal punto que todo parece igualmente importante. Este minimalismo se puede vincular a la vez con un aislacionismo en cuanto a que suele tratarse en él de la historia de mi ciudad, de mi barrio o hasta del club o de mi colegio, todo lo cual aparece como un todo autosuficiente, como si ahí estuviera la verdad y todo posible sentido de la existencia tuviera que hacerse realidad allí, porque, al fin y al cabo, ya lo han hecho las generaciones pasadas, y la justificación de mi hacer tendría que consistir únicamente en intentar emular lo ya realizado y alcanzado. 3. Estilo crítico; en palabras de Nietzsche: “Él debe tener la fuerza, y aplicarla cada cierto tiempo, de romper con un pasado y disolverlo para poder vivir: esto lo alcanza a través de traerlo al estrado, de inquirirlo minuciosamente, y finalmente condenarlo; cada tiempo pasado vale pues como para condenarlo –porque así se dan las cosas con el ser humano: siempre han sido fuertes en él la violencia y la debilidad. No es la justicia la que

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