Ser-humano (cartografía antropológica)

— 139 — Al considerar la historia a partir de la que sería la más grande de todas las ha - zañas (el asesinato de Dios) se le abre el camino al super-hombre. Ello tiene un claro anticipo en la “Segunda Intempestiva”, por de pronto en lo que el jo - ven Nietzsche entiende como lo esencial de lo histórico, que corresponde a lo “a-histórico”. En esta Contemplación Intempestiva se presenta lo a-histórico en la escena del ganado que pasta en el potrero y que es puro presente, sin noción del ayer, del hoy o del mañana. Estamos aquí ante un “animal del instante” como también del olvido inmediato de cuanto va sucediendo. De este animal, nos dice Nietzsche, que se esfuma en la niebla y en la noche, y en todo momento es como es, un ente completo (similar al niño que juega del discurso del Zaratustra sobre las transformaciones del espíritu). En este sentido, el animal, como el niño, es a-histórico. El ser humano, en cambio, recuerda y en cuanto emprende va siem - pre arrastrando la cadena de sus recuerdos. El pasado lo oprime y dificulta su camino como una carga invisible y oscura. El ser del hombre es un “imperfecto que nunca alcanza la perfección”, en palabras de Nietzsche, agregando al res - pecto que la muerte le hace finalmente apercibirse de que su existencia es “una cosa, que vive de negarse, consumirse y contradecirse a sí misma”. En este contexto Nietzsche se vale de la sentencia de Goethe –“El hombre actúa sin conciencia” para perfilar mejor el alcance de lo a-histórico: “Es el estado más injusto del mundo, estrecho, desagradecido respecto de lo pasado, ciego respecto de peligros, sordo respecto de advertencias, un pequeño remolino viviente en un mar muerto de noche y olvido: y a pesar de ello es este estado –a-histórico, contra-histórico a todo su través– la cuna de nacimiento no solamente de una acción injusta, sino más bien de cada acción justa; y ningún ar - tista logrará su cuadro, ningún general su victoria, ningún pueblo su libertad, sin haber antes querido un estado a-histórico. Como el que actúa, según la expre - sión de Goethe, carece siempre de conciencia, así también él carece de saber, él olvida la mayoría de las cosas para hacer lo uno, él es injusto con respecto a lo que queda a sus espaldas y conoce sólo un derecho, el derecho de aquello que debe ser realizado ahora” (NuN, p. 254). La Segunda Intempestiva lleva por título De la utilidad e inutilidad de la historio - grafía para la vida . En atención a ello, únicamente en la medida en que lo histó - rico, y junto con ello, el relato historiográfico, es entendido desde lo a-histórico, puede servir la historiografía a la vida. Como vemos, ya desde temprano (1873) Nietzsche se presenta como un filósofo de la vida. El ser y lo que es lo piensa nuestro pensador ante todo como vida. A pesar de la visión negativa respecto del término ‘ser’ que Nietzsche expresa en distintos momentos, cabe decir igualmente que al pensar todo lo que es como devenir y vida, está con ello pensando a la par el ser.

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