Ser-humano (cartografía antropológica)

— 136 — 3 En este sentido, Schopenhauer y Nietzsche han cogido un viento del querer de la voluntad que viene desde antes. Es más, incluso puede sostenerse que el ser humano como centro, el ser humano finito y el ser humano activo se refuerzan no sólo a través de una afirmación de la razón teórica o práctica, sino pareja - mente de la voluntad. Y justamente es muy decidor que esta afirmación de la voluntad comience por darse aparejada con la libertad, ya que en el fondo es el gesto, el ansia, el anhelo de libertad, la impronta que sobre todo caracteriza al hombre como centro y la modernidad, lo que se funde con el querer. Desde esta perspectiva, libertad, voluntad, autonomía y ser humano como centro se alían y son capaces de generar una época histórica tan portentosa como ha sido la modernidad hasta ahora. Y es visible que la modernidad, sostenida en tan fuertes cimientos, continúa aún hoy, aunque haya llegado a hacer una crisis inconmensurable. Por otra parte, si los logros de la modernidad, decíamos, se han debido a la amalgama entre el antiguo animal racional, el ser humano como centro y el ser humano activo, se suma ahora a esa amalgama el ser humano volitivo, mas ello se expresa al mismo tiempo a través de un poderoso cuestionamiento de la pre - dominancia histórica de la racionalidad por parte del hombre volitivo. Esto se lee con mucha fuerza tanto en Schopenhauer como en Nietzsche. Ello significa que no sólo el animal racional recibe aquí unos embates, sino también el hombre como centro con su sello racional cartesiano. Ello nos permite observar como las amalgamas entre distintas concepciones antropológicas suelen darse acom - pañadas de la relación contestataria. Puede suceder que hay primero enfrenta - miento entre ellas para que a partir de las consecuencias de ese enfrentamiento, se genere una nueva amalgama, similar en ello a como se da esto en la historia de la humanidad. Ello nos lleva a pensar, por ejemplo, en el Tratado de Westfalia en 1648 después de la cruenta Guerra de los Treinta Años en que es reordenado el mapa de Europa. Entonces protestantes y católicos tienen que ponerse de acuerdo para conformar un nuevo orden y mapa europeo. Y, en mayor o menor grado, lo mismo sucede después de todas las grandes guerras en la historia. La nueva amalgama que resulta es singular ya que, en lo que atañe a la razón, su - pone el inicio de la instrumentalización de la razón. Por de pronto, con Schopen - hauer la razón está nada más que al servicio de la voluntad y queda reducida al cálculo en torno a medios para alcanzar los objetivos y metas que traza la voluntad; es lo que atañe a la voluntad racional. Con Nietzsche esto se radicaliza aun más, ya que la razón y el conocimiento son nada más que manifestaciones de la voluntad de poder. A propósito de esta instrumentalización de la razón –cuestión central de la Es - cuela de Frankfurt y que ya comienza a pensar Max Weber– se cumple a su vez

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