Memoria de la Universidad de Chile 2012-2013
Pág. 58 - Memoria 2012-2013 del pregrado, es justamente la posibilidad de profundi- zar e investigar en el ámbito elegido y desde donde se pretende aportar. Hay varios programas muy reconocidos en donde asisten muchos estudiantes extranjeros, que encuentran opciones en esta Universidad que no tienen en sus países de origen. Así también muchos estudiantes de excelencia de la Facultad eligen continuar su formación en el extranjero. Para la Universidad sigue siendo central la misión de formar profesionales de alto calibre para el desarrollo del país y sobre ese andamiaje se articula la formación de postgrado. Creo interesante realizar una reflexión de fon- do sobre el qué y la calidad de los postgrados, su impac- to y la existencia de espacios y oportunidades en el país para que las personas con ese nivel de especialización logren, plenamente desarro- llarse. Pertinencia es clave en el di- seño y oferta de programas de postgrado y el sistema de becas que lo sostiene, aunque el ejercicio muestra lo contra- rio. Estudiantes para un mundo global En la Facultad se concibe la inserción de los alumnos no sólo en la sociedad local, sino también con una oportunidad en el mundo global, visión que exige desafíos mayores a los comúnmente declarados: diversidad cultural, deman- das sociales y tecnológicas di- ferentes, una diferente ética de trabajo, son apuestas de una envergadura mayor. Para lograr ese objetivo se requie- re no solo una formación fina y de calidad, sino también dominada por la tolerancia, por la interacción con nue- vos ambientes, por la flexibi- lidad, por la movilidad, todos elementos que buscamos a través de la internacionaliza- ción en la formación. A partir de las características de los problemas que se tienen a nivel local, se espera que las soluciones tengan una validez universal con lo cual conver- timos las prácticas locales en intrínsicamente globales. Es necesario abrir la sociedad. Nos encontramos con una ju- ventud citadina, local, que no reconoce los matices cultu- rales que están en su propio mundo, situación que se debe tratar de revertir a través de la transmisión de los apren- dizajes culturales más allá del aula. El desafío es descubrir si el espacio para hacerlo existe o se debe comenzar a cons- truir. Cómo abordar los nuevos desafíos de la educación, de transmitir la experiencia del aprendizaje en una forma más personalizada, dejan- do la rutina a la tecnología, a través de un diálogo más humano que recupere los valores humanistas en con- traposición a una sociedad que exige eficiencia, masifi- cación y rapidez, es el dilema que debemos desentramar. El formar contempla, cada vez más, de tiempo y delicadeza para procesos de complejidad creciente, en ámbitos de cre- ciente universalidad, menor dogmatismo y equidad de oportunidades. Enmarcado en este concepto de formar personas y transmitir una forma de hacer, la tecnolo- gía siempre va a hacer aportes que van rápido, que son impor- tantes de incorporar, pero la diferencia de cómo se aprende, cómo se construye en valor, no es a través de la acción formal de la clase que eventualmente puede ser reemplazada por al- gún avance tecnológico, el va-
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