Para que nadie quede atrás: A la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

60 Tiempos de periodismo militante, solidario, de denuncia, de ex- presión de los exiliados, desarraigados y trasplantados en la Europa del Este. “Vivió gran parte de su exilio en Checoslovaquia. Una vez, de paso por esa linda ciudad, lo visité e hicimos un largo tour nocturno por bares, en compañía de un periodista portugués cuyo nombre no recuerdo. De vuelta en Chile, al fin de la dictadura, nos seguimos viendo con frecuencia, tanto en reuniones de periodistas, como en su oficina en Radio Nuevo Mundo, o en la sede de la Agencia Inter Press Service, donde trabajaba yo”, recuerda Gustavo González. Así en el 89-90, incluso con Pinochet como dictador y luego como comandante en jefe del Ejército, Hernán volvió a encontrar- se con su amigo José Luis en radio Nuevo Mundo. Aquí pasó la última parte de su vida, entre el perio- dismo de la izquierda extra parlamentaria y de la clase trabaja- dora, sus clases en la Universidad de Chile y su rol en el Comité Central del partido. Radio Nuevo Mundo “Su paso por radio NuevoMundo fue histórico, en los momentos más dif íciles de la radio, cuando no había financiamiento. Sin embargo, imprimió mística al medio como también a todas las personas que trabajaban con él. Hacían incluso ollas comunes para comer, pues trabajaban todo el día en la radio” destaca José Luis. Para Papiro “había una vocación que estaba siendo entregada en cada momento ya que tenía una entrega total por el trabajo que hacía. Nos podíamos acostar a las 4 de la mañana pero a la 6 estaba al pie del cañón; era el primero en estar. La calidad de su trabajo nos permitió tomar en cuenta el trabajo sindical. Ahí estábamos con la CUT, la ANEF, con los trabajadores en general. Esto nos inculcó Hernán”. Sus clases, sus alumnos, su radio abierta a los estudiantes, fueron su espacio natural para sugerir el debate y la práctica por la radio, hasta que a mediados de la década del 2000 comenzó a empeorar su salud. “Cuando yo era director de la Escuela de Periodismo y se necesitó llenar una plaza de profesor de Periodismo Radiofónico no dudé en contactarlo para ofrecerle el puesto. Fue una decisión muy acerta- da, como quedó demostrado en sucesivas evaluaciones estudianti- les. Fumador empedernido, un cáncer le pasó la cuenta y tuvo que abandonar la actividad laboral. Varias veces lo llamé por teléfono, pero creo que me faltó valor para visitarlo. Lo acompañé en su fune- ral, con su ataúd cubierto por dos banderas: la del Partido Comu- nista y la del Audax Italiano”, cuenta Gustavo. Canal 9, Sábados Gigantes, el comando de prensa de Salvador Allende, radio Magallanes, radio Praga Internacional, revista Aho- ra, agencia Prensa Latina y radio Nuevo Mundo tienen su huella hasta que el 15 de junio de 2008, después de 2 años de padecer cáncer, fallece Hernán Barahona. 71 años, que se llevan gran parte de su legado, de historias de par- tido y resistencia; de clases universitarias y de mucha radio; y con el peso a cuestas de ser uno de los que rescató y difundió el último discurso del Presidente Allende por Radio Magallanes. El ayer y el hoy del “nuevo periodismo” de cambio de siglo, Hernán lo comprendió a cabalidad: “Creo que la misión principal de un pe- riodista sigue siendo informar y eso no es cuestión de poner varios datos o contar las cosas como uno cree, es toda una técnica. Creo que en Chile hoy tenemos un periodismo chato, uniforme, contem- plativo, autorreferente. Espero que eso sea secuela de la dictadura. Los periodistas jóvenes son profesionales ocho horas al día. Antes uno era reportero las 24 horas. Ha desaparecido un poco la mística, el amor por el periodismo en sí. Hoy día se ama más lo que deja el ejercicio profesional, o se cree que da, desde la fama hasta el dinero. Este es un problema a resolver”. El profesor Barahona

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