Para que nadie quede atrás: A la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 27 de Alumnos a los Larraínes, Errázuriz u Orregos del Partido Con- servador, que ya estaba fraccionado y daba paso a la Revolución en Libertad demócrata cristiana, mientras en el horizonte se instala- ban los ideales marxistas de la Revolución Cubana. Para quienes recién ingresábamos a la Universidad, adolescentes que en su mayoría proveníamos de liceos laicos y gratuitos, este crisol de ideas, conocimientos y debates al que nos enfrentábamos, constituyó un proceso iniciático que definió el camino futuro de nuestras vidas. El caso de Edmundo fue diferente. Hijo de una familia radical, su ma- dre de origen yugoslavo, doña Dinka Ilic, dramaturga e intelectual, feminista y progresista, mantuvo un fuerte lazo umbilical con su vás- tago y su influencia fue decisiva en el derrotero que asumió Edmun- do. El padre, don José Villarroel, amable y cariñoso, durante muchos años se desempeñó como ejecutivo en el mineral de carbón de Lota, circunstancia que obligó al traslado de sus dos hijos a Santiago a es- tudiar en el Internado Nacional Barros Arana (INBA). En esa insti- tución Edmundo comenzó a perfilarse como dirigente estudiantil. Siendo militante de los secundarios radicales, en 1956 fue presidente del Centro de Alumnos del INBA y al año siguiente, 1957, fue ele- gido para presidir la FESES (Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago) donde le cupo una activa participación en las protestas populares contra la carestía del 2 y 3 de abril, fuertemente reprimidas por el gobierno del entonces presidente Carlos Ibáñez del Campo. Cuando ingresó a la Escuela de Derecho, Edmundo ya se erigía como un destacado dirigente del mayoritario Grupo Universitario Radical (GUR), cuyo ideólogo era el entonces destacado académi- co Alberto Baltra (aunque misógino, pues sostenía que las mujeres íbamos a la universidad a buscar marido), economista de sesgo iz- quierdista y crítico a la concentración de poder del empresariado nacional, ideas que influyeron y se plasmaron en la memoria de grado de su ayudante, el entonces joven Ricardo Lagos Escobar: La Concentración del Poder Económico. Un hecho de la macro política cambió la correlación de fuerzas en la Escuela de Derecho: a fines de 1961, la incorporación como minis- tro de Relaciones Exteriores de Alessandri del dirigente radical Car- los Martínez Sotomayor (conocido como “Chicharrita Sotomayor”) motivó a Ricardo Lagos a impulsar el quiebre de la Juventud Radical. En mi recuerdo surgen los nombres de Sergio Gutiérrez Olivos, Jor- ge Arrate, Edmundo Villarroel y Juan Facuse como los últimos pre- sidentes radicales del Centro de Alumnos, cuando la supremacía de un fraccionado GUR fue desplazada por los emergentes candidatos demócrata-cristianos, entre otros, LuisMaira, Juan EnriqueMiquel o José Miguel Insulza, mientras en el país ya se vislumbraba el arrolla- dor triunfo de Eduardo Frei Montalva en las presidenciales de 1964. Para entonces, la disidencia de la Juventud Radical creaba un nue- vo movimiento político, el MSP (Movimiento Social Progresista) de ef ímera duración y disuelto al poco tiempo a consecuencia de un desgraciado incidente: dos integrantes del movimiento, Bolívar Aparicio y Gaspar Gómez Ortún, intentaron fabricar en un depar- tamento de la calle Tenderini una bomba para hacerla estallar en la embajada de Estados Unidos, en protesta por el bloqueo a Cuba, du- rante lo que en 1962 se conoció como la Crisis de los Misiles . Des- graciadamente, cuando lo manipulaban, el artefacto les estalló en las manos y Gaspar, un joven trabajador de la Compañía de Teléfonos, o de Electricidad, perdió su brazo derecho. Muchos años después, en mi exilio en Venezuela, encontré a Gaspar por casualidad y me enteré que en Alemania le habían fabricado un brazo ortopédico y que después del golpe regresó a Chile donde fue preso y torturado en las cárceles de Pinochet. Como consecuencia del fallido Social Progresismo, los jóvenes ra- dicales buscaron nuevas opciones. Algunos, como Edmundo Villa- rroel, Jorge Arrate y Eduardo Trabucco ingresaron al Partido So- Edmundo Villarroel y Doris Jiménez, 1964.

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