Mujeres de la tierra
volvim icnt o económico del grupo no difiere del que do- mina la existencia mapuche. As(. el compartir un hom- bre - en estos caoos- es pa ra las mujeres un juego armónico que establece la posibilidad de una vida lleva- da con holgura. La alternación de las funciones feme- ninas - la huerta.la tcx ti krfa. la producción domést ica - . y e l lugar que e n .: ll as ocupa cada mujer, se d ~ si n roces Todo parece indicar que la vida e n poligami a no enuaña difi cul tades. que es la repetición de un¡¡ costumbre usada y tr~nsmi t i d a por los an tepasados y que su deveni r sin dificultades se funda en la '" inteligencia" del hombre pa ra conciliar y dis tribuir el a fecto . 13 divis ión dd tra- bajo, la asignación de labores La se1,ounda pos ición desde donde se experimen ta el compar tir un hombre. difiere de la ant e rior. Supone e l tránsi to de una famil ia que por muchos años descansó en la monogamia. a una fami lia po!igfnica. La muje r - como primera esposa ahora - as ist irá a un cisma de ntro de la normalidad en que se desarrollaból su rol cuando el hombr.: opte po r la fOrmula poligámica. El esposo es llamado "caci que"'. significando. evocando lo que cons ti- tuyó e n e l pasado e l pres tigio de los jefes: la posesión de nu me rosas mujeres La ent rada de una mujer a un agregado que se consti· tuyO como famil ia nuclea r provoca la te nsión. el dese· quilibrio. Así. el despliegue de privilegios sobre la s.-gun- da esposa producir<i la se paradón de la p rime ra. En un ejemplo. el hombre lcgí1ima su segunda un ión mediante las leyes lwincas . en oposición a su primer e nlace efec- IUado a trav~s de la tradición (rap iO de la novia l. Enton- ces. el malesta r . la sensación de la subaltC'rn idad recorre- rá los pensami en tos de la mujer, quien decidirá por la ruptura de un o rden que la menoscaba. No es la catcgo- rfa de los "celos" la que. se hace m~nifíesta. si no la vi-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=