Mujeres de la tierra
prano la ni ña sab r~ de es tos signos y si es "elegida" se le presenta rá este "esp íritu de machi". El ección <1ue ella puede rechazar asumiendo dos riesgos: el primero es la enfe rmedad y el segundo . ser reputada cuando vieja de kalkr1; en ambos casos, la muje r es til presa y deber~ pagar su desobcdic-ncia con su mi smo cuerpo, o bien ene! cuerposoeial que la segregará As(. la constitución de lo femenino mapuche . sc de· senvue lvc entre la vigencia y la entrada a los polos bien/ mal , a la posesión de la mujer de esas alt ernati vas en que se mueve el mundo simbóli co. En ambos. poder ya sea bené fi co o maléfico: pero siempre autoridad y domi nio sobre lo mágico. Toda mujer es potencialmente una bruja dentro de la cosmovisión mapuchc. este peligro .:s asumido desde temprano, la conducta debcrd aj ustar· se a las normas presc ritas. El temo r a la brujería se ins- cribirá de ntro de l universo de la inrancia. teni endo la mujer que debarinc enu e una imagen feme nina silencio- S!! simbolizada en 1:t madre y en una ima¡;cn potente y peligrosa. representada por la bruja . la maclri por otro lado. entrega la imab'Cil del poder remenino bené fi co, pero el acceso a ese rol también estar~ poblado de con· meros El sitio de las represen taciones h<~cc <¡uc la mujer mapuche deba ta su condición entre los \(mi les de una dicotomía que la escinde y que la conjunta: que le o torga la posibi lidad de una potestad subterránea que dcbc ser a toda cos ta controlada por los hombres. poseedores del poder social. político y económico. Ellas pueden anc-ba tar ese dominio masculino. con el poder que gua rdan en sus ges tos. en su reproducción yen sussuc rl os.
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