Mujeres de la tierra

hombres saldr.l n por un sa lario a las ti erras de los fundo~ vecinos, el huinca ha ido cercando las tierras mapuches y ha instalado su poder económico aliado de él. En actividades temporales de cosecha, el padre y los hermanos encon trarán allí la forma de obtener dinero. En otros casos. será el padre y los hijos - mujeres y hombres - los que intentarán este modelo, ya sea "sa- cando t areas" o bien transando el trabajo fami liar por productos En es ta estrategia las mujeres no participan , sólo lo hacen cuando en la unidad reduccional o comuni taria se ha implementado un cultivo que demanda mucha mano de obra, como en el caso de la remo lacha. All(, las muj eres ti enen un trabajo definido dentro de los límites reducciona les y parentales: saldrán a trabajar solamente en las ti erras de sus parientes, quienes se transforman en contrat adores de mano de obra femeni - na. Las tareas agrícolas asalariadas siguen siendo como las agrícolas familiares un asunto pr ivativo de los hom- bres24. Las muje res sa ldrán a la ciudad en busca de salario, consagradas a su función femenina: las labores del ho- gar. Desde ahí aportanin en me rcaderías o di nero a sus fami lias natales. Así la doble segregación de que son objeto las mujeres comienza a perfilarse: la sociedad dominante las relega al trabajo subordinado de "empleadas". y la mi sma cul- tura sanciona su preparación en las funciones domésticas. De esta manera, la asunción del rol como mujer de n- tro de las actividades de sobre vivencia de l grupo fami li ar se conforman dentro de una economía que plantea la cooperación y la división sexual del trabajo al interior de la familia: la ligazón con el mercado propone a la mujer un espado delimitado po r su condición: su par- "

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