Mujeres de la tierra
(75) Sobre migración y escol~ridad ~ease M. Mel vitlc (76) Al pareen una de las oomunn con mayor can tidad de población mapuche es Pudahutl, la se¡uiria Sn. Mi¡ud. En ellas hemos podido observ.r quelasfamiliasmapu· chutiendenagenerarnexosdeayudamutuayaconiP"C· ¡¡arsc: en torno a act ivid~des (clubes deportivos u otros) socia les (77) CF. Rolf f oerst er, !983a (78) Cuando ello ocurre, la mujer de~ recurrir a su f1milia paraquecrieasuhüo/a,yaque laMsquedadcempleo como ·•madre sol tera" disminuye sus pollbilidadu labo- rales. Al principio, la mujer ~~erí objeto de críticas y reproehes por parte de hermtnos y puic'ntcs,luego,el niño ~~erí incorporado a la flmilia y su madre "acepta- da". Esta debcri "l)l.¡¡ar" porlt mantención desu dt5- cendencia (79) En el Pr imer Encuentro de Muje res Mapuches realizado por d PEMCI en enero de 1984, la critica ala cultura pa t riarcal fu e una constante de lasj0\"tncs mapuches ~"On escolaridad superior(con carreras téc!'licas,porejem- plo), delimitando eso si no el abandono de 11 identidad rtli¡iosaysocial(politica) sinodeaquellasprícticude sumisiOnyde las mujercsalaautoridadmasculina (80) En este punto concordamos plenamen te con M. Mclville, cspeci fie~ l'ldo eso si, que en el caso de las mujeres mi· crantes el' 'verda<lcro" rito de pasaje ~produceeuando se involucr1 L1 cura sh1minic1 eomo inSiauradora del ~qui!ibrio de la identidad. Es decir, no es la mi¡raciOn en si la qu~ se tnndorma en rito, li no que u la sanciOn de la m«hi la que marca el ''pasaje". No liemos podido constatar este fenómeno ~ntrt los hombres mi¡rantes, ni ~n Foerstu 1983 , ni en Mun iu¡a 1960aparecen eS· tos datos
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