Mujeres de la tierra
' hes". la salaritt,ión perm~ne n te 1 diferencia de la an - terior u mb rteit. nte, comprometiendo a un número ca- da ~~ mayor de m~pu ches los cuales dejan defi niti- vamente de ser campesinos. Las causu de talt ransfor- maciOnsoneviden tes: laescasezde los recu rso• produc- tivos de tu economi n campesin11 mapuches que impi · dcnsurcproducciónampliada enelt iempo. (lS) La noción de poder es tá ut ilizad~ en el sen tido que pro- poncGodelicr: "lasmujerupuedentenerunpoder que no sea ficil mentevisible~ los ojos de uno<:ciden talacos- tumbn do al andro<:entriuno" y a la vn reconoo;er que".. no hay un solo poder en la sociedad, sino que hay va rioi,que lasm11jeresd ispanen de poder , pero que en última innancia son los hombruquienesestán en loalto delajerarquiadepoderes" (pp , 14) (l6) Este control se cx tendelia má s allá en tonces, del domi- nio sobre la capacidad de reproducción de las mujeres (Godelie r y Meill aseux ) y se ~sienta en el propiocar.ic - tersimbólieo quelacultura mapuchehacedelofemeni- no ubicado a la izquierda (lugar en que se sit úan las fuerzas' 'nep tivas") (l7) Ant eccdtn teshistOricossobre el rol de la machi pueden encontra rse en A. Metrauxy ac tualucn Faron 1962y 1964 (l8) Uvi-StfliiiSS (l:irmctums deme/1/a/1'5 del paffl!leJCO) planteaqueenelintercambiodemujtru,e$1asaparecen como signos y valor. Penuml)l; que justamen te la vi- vencia y conciencil del "t r~uma" de ser don~ das pone a la mujer - mapuche en este caso- ltjos de ser un mero obje to (si¡no) intercambia ble entre grupOS de hombre' (CF. la critica de Gayle Rub in a la posición de Lévi- Strauss). Por otro !ado, el dolor que produce el destn· comamiento de la familiadeori¡en,sugiereadherirno$ a la idea del autor en cuanto a que ute mismo trauma se inscribe en la nl)l;tal¡ia del ima¡inario "vivir ent re si". 168
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