Mujeres de la tierra

~xis tencia cristiana. sino que une los significantes en la dinámica de los opuestos necesarios el uno al otro. en definitiva. hace prevalecer la ma tri z tradicional indlgena. Junt o a lo anterior. aparece con fuerza un rasgo que vi t ali za la lucha por la permane ncia étn ica y por la trans- fonnaci6n socia l del mundo: los conten idos libe rado res del cristiani smo 90 son lddos por las mujeres y re-ligados en una prác tica coti diana. en un di scurso poll't ico-re li- ¡;joso• l . . Otras muje res. en sus dis.;ursos. har:ln came una con· tradiccidn entre el modelo re ligioso mapuche y e l occi - de ntal. Pa ra ellas la iglesia es la intranquilidad. e l no en- tend imiento de las o rac io nes.. la imposición del pecado. ins litudón li gada a los poderosos. a los ricos. '"El cristia· nismo csegolsta'" 91 . En contraste. e l ce remonia l del nguillatún. es la paz. la reciproc idad colec ti va. la nitidcl de los mensajes. la expresión de un Dios esencialmente bondadoso. Las cr iticas con tra la Iglesia Católica se deja oír con fuerza . No ocurre asi con las prácticas y discursos de la Iglesia Pentecos tal. vista corno más cercana a l pueblo 93 • Curiosamente . todas aque llas ins tancias de sincret ismo (1ue hace n las mujeres. coi nciden con la adscripción a l!s ta y con una lect ura li beradora. una re-visión que tomará los con tenidos de lucha social de la doc trina cristiana . As!. las mujeres de la tierra. ya sea mant eniendo los significantes y si¡;nificados re ligiosos t radicionales o bien ro:elaborándolos. hablan de la permanencia de una cos- mo,,isidn <] U~ las de fi ne y delimita como suje tos sociales. l a esfe ra d<.' lo '"sa¡;rado" vchicula y especifica las fo r- mas en que ellas plasmarán la. resistencia étnica. su conlrarrespucs la a la subOrdinación de su pueblo. En la fuerza que guardan sus renexiones. se escuchan tos ecos de la alteridad.

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