Mujeres de la tierra

m~nt~ discernibles en esta nueva drcunstancia. No conociéndose el trasvcstismo shamánico. la dualidad se presenta ahora. encarnada en una mujer - la maclli - y en un hombre -cldungumachife - . La machi posee e l arte de la curación. enfrenta las fuer1.as del mal y se pone en contacto con ngl.'neclu!n y las o tras divinidades. tanto en el rito colectivo del nguillauin como en el individual del machitún En ambos la machi - al acceder al diá logo con las d iv i- nidades - entra en trance y reproduce los contenidos del mensaje divino en "'otra lengua". El encargado de socia- lizar esta comunicación es el dungumachifi.'. quien tradu- ce y decodifica a la comunidad los signos que 1<~ machi produce. A~l. el juego dual se manifiesta y establece el equilibrio de los opuestos. Ahora. lo masculino y lo femenino - opciones necesarias para el contacto con una fuerza que los contiene- no están conjuntados en un mismo ser - el shamán trólsvcstista - . pero <tcciona en ló! disyunción hombre y mujer los polos constitut ivos de un pensamiento que se niegól a descansaren la unicidad Tanto la machi como el dungumachifi' y todos aque- llos que rodean e l oficio shamánico~ 8 llegan a su praxis por medio de suenas y de visiones. Lenguaje qu e los obliga a aceptar "el cspi"ritu" y al que diff<.: ilmcnte se pueden oponer: t'l medio social estará sit'mpre akrta para escuchar sus voces y hacer que se cumplan sus demandas. Del mismo modo en que en el mundo sobrenatura l no hay hegemon la centralizadora. las machis no confor- man - tampoco lo hicieron en el pasado- una élite. En cada comunidad hay una o más y sólo se congregan cuando hay que renovar los poderes siempre puestos cn duda por e l estrecho vfn culo que impone la contien· da permanente con lo kalku.

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