Mujeres de la tierra
la posibilidad de la mujer de controlar sus vinculas y gozar de au tonomía. Esta pareja de oposiciones resti- tuirá la rcprese ntadón de la imagen masculi na rural como opresiva. Cobra mayor vigor es te juicio en los casos en que la mujer ha quedado embarazada y asume su matern idad sin la sanción del ma trimonio y /o la convivencia con un hombre '8. Cuando se piensa en el enlace matrimonial aparece la btlsqueda de una relación eje pareja con un huinco., aduciendo para ello el trato ' 'más carii'loso" que los chi- lenos dan a las mujeres . El hombre mapuche es perci- bido como auiOri tario. ··poco civilizado". y la alianza con él sólo se concibe a partir de un rompimiento de la nor- mativa t radicional. "Me lo llevarla a vivir a mi casa" . es e l eco de l chumpai que se revive en la aspiración de trastocar el sistema de opresión. la contraTTespuesta mítica de la mujer de la tierra por la subversión de ese orden. El retorno a la vida rural es planificado constantemen- te, sin embargo el "ade lanto' ' imaginar io de ese hecho provoca tensiones. Desde la ciudad. desde la vivenc ia de esta suer te de ''liberación ". del escamoteo de la tutela. los reproches al autoritarismo se dejan sentir. Este se asienta básicamente en una reprobación a la cultura. en el punto específico de la subordinación de las mujeres. La crít ica no es a las costumbres y ritos. al mo.pudungu, sino al aspecto patriarcal de la vida mapu- che'9 . As í , dentro de una existencia que cuestionará tam- bién su inserción en el territorio urbano.la mujer mapu- che debe rá asistir a un proceso de duda que la hará incli- narse, ya sea a los valores propuestos por la ciudad , ya sea a Jos de la propia cultura en términos de identidad. Este proceso implicará el repensar su condición y la re flexión activa que delimitará el perfil de una nueva
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