Mujeres de la tierra
ración rcli)! iosa. g.:.-starán e n e ll a una opos ic ión mUs rad ical y menos pasiva fren te :1 su identidad 1riple: como mujer. como etnia y co1uo clase. Ante un universo en constante interpe lación. la mu- jer rt-sponde haciendo um. las tres partes const itu- tivas de su ser . di namiza ndo la impugn;•ción en sucuc·r- po que se con fronta y <IUC grita la rebeld ía anh' la o presión de la cua l es objeto. y que qu iere transfor- mar. El o tro modo de permanencia e n la ci ud;~d se rá - como ya hemos dicho- ocupando el oficio de em- pleada domést ica. Luego de atravo.'Sa r por el " pasaje" ritual de la cura sham:ini ca, la mujer reestab lece rá la cont inuaciót• de un rit mo conocido. Es frec uent e la combinación del tr.abajo co•1 la com- pletación de los estudios básicos o el ingreso a carre rns cortas que le JlCTrn itan . e n e l futuro. salir de su rol adsc rito . En algunos casos in t cntar;i su desarro llo en o tros empl eos ligados al sector sen· icios. Dentro de ~stos el t rabajo en p:madcr ias ocupa un Jugar pri\·i- lcgiadn. No es e~ trJñn la bUsqucda de este es¡><~cio La panad ería es el Juga r recurrent e. hi stó ri co dond e la et nia ha encont rado una respuesta a su demanda de trabajo 71 • Lo que surge claramente aquí. es el deseo de salir de la ubicación económica y social subord i- nada. ya sc:1 rcal izudo en la fanwsía n hien cornn mo- tor para su consecusión - la aventura urbana dar;í paso a la ro:: nexión sobre la condición feme nina mapuche. Esta se rea li za desde la e~pc ricncia afect iva. Es a p3r1ir de las re lac iones amo- f05:ls que se produciroi una crit ica a la situac ión de la mujer en la vida rcd uccional. La · o posición campo{ c iudad se homologa a la de encierro/ libertad re ferida a
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