Mujeres de la tierra

rico que hiere el cuerpo femenino . fuerza democ iaca que debe ser exorcizada. En este acaecer las voces de l poder masculino reclaman a su vez por las ''subver- siones" que la muj er realiza en la urbe, demandando su re torno a la posic ión sa ncionada por la cultura , recuerdo cons tante al posibh.: abandono de la pert enencia étnica El proceso poli rnó rfico se cristalila en la propia mujer poblada de los fantasmas que ha socializado. de las vías que ha internalizado en su cons titución como sujeto muj er que germina y da sus fru tos en la ciudad. El cuerpo - metáfora de la condi ción- asist e a las vicisitudes de una letanía ap rendida y que perma- nece agazapada. pero que asalta y se reproduce cuando las condiciones de rot ura con el mode lo tradiciona l p:trcccn amena;o:ar la nnnmt lid;KI de un dcsamlllo La Sutura del Conflicto Aqu( en la ciudad la mu;er está más liberó; ah( entonces lUlO se acostllmbra, lleva olra vida. Yo creo que eso es lo que atrae mucho, Samhlgo, por eso las chiquillas salen. Los primeros meses imitan, será por la no~edad, pa ' andar d istinta y a la larga se dan cuellta Muchas se casan. tienen su hogar acá o se 1'011 pa' otro fado. y la que queda solterona, la mo)·orfa ~u el~-e por- que ya IZO se sienten capacitás de traba;ar o porque su mamá está sola y la J'QII a acompa11ar. Yo me siento más libre acá que en el sur: en el sur 110 rmedo hacer 11a ', tengo que estar en la casa y si salgo y miro 1111 gaflo ya me están pelilndo. Allá 110 puedo 1ener (JOiolo rmrque todos son parientes y enrre hombres se arma la copucha.

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