Apostillas para una obra invisible
fundamentales -por remitir a los fundamentos de nuestro estar en el mundo- impartidas en Barrio Sésamo por Coco). Cuando se toca, se toca “este” cuerpo visiblemente en un determinado estado de cosas fáctico-concreto. Cuando se mira , se abre lo presente a múltiples variaciones con o sin repetición, a lo cual es abocado por el deseo que mueve a ver más allá de lo permitido, a ver más allá de lo propiamente visible en un gesto de absoluto arrobamiento desmesura- do, afirmativo y transformador-revolucionario (Nietzsche/Deleuze). Ir más allá del mero mirar no es otra cosa que tocar. Se decía antes que el deseo de tocar, por tanto de ser tocado (tocar entiéndase, en un sentido fenomenológico amplio, como cualquier rozamiento-fricción, como capacidad de afectar a un cuerpo otro y de ser afectado por tal otro cuerpo), implicaba lógica y ontológicamente abolir, suprimir la mirada, entendida como tocar a distancia, es decir, un no-tocar. Por otro lado, la mirada pornográfica, por su propia naturaleza, es insaciable y, por tanto y en algún sentido, insuprimible, que rehusa la abolición en tanto que persistente conatus de contemplación de cuer- pos sexuados y sus (interesantes) interacciones (rozamientos que dan gusto). Moraleja: O se toca o se mira. Pero se mira para aprender a tocar, o sea, aprender a dejar de mirar para poder mirar más profundamente (tocar) a la mujer desnuda o el cuerpo otro que induce al respeto (éti- co-político), a la admiración (estética) y a la reflexión (filosófica). Publicado en el catálogo Loyola Records: The Last Workin’ Class Artist Box . Museo de Arte Contemporáneo (MAC), Santiago de Chile, 2013.
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