Apostillas para una obra invisible
excitación, que pudiera des-embocar en una revolución. Más allá de todo tutelaje moralista (que no moral), cabe preguntarse si el pornográfico mirar, entendido e interpretado como un tocar a distancia, no consiste en la promesa de su propia destrucción, un pro- meter meter, aquello por lo cual se extingue el mirar para cumplimen- tarse, en su ausencia, como un tocar ya no a distancia (mirar) sino un tocar como dios manda. En definitiva, suprimir la distancia con que se toca a la mujer desnuda a favor de tocar-la sin mediador (vicariato óptico). La promesa en que consiste la mirada porno implica la abolición de la propia mirada. Si fracasa en la promesa, la mirada permanece como tal y, en tal domi- nio, no dejaremos de ser meros mirones a todas luces. Dejar de ser un mero espectador que se toca a sí mismo y convertirse en un actor que toca lo que toque en cada momento (preguntadle a Nacho), esa es la promesa, esa es la ilusión (en el sentido de apariencia, de deseo y de iluso...............) de la mirada pornográfica. La mirada pornográfica, si tiene realmente un significado fenome- nológico consistente y pleno, tiende a cumplir la promesa de su propia destitución existencial, su anonadación para que emerja la experien- cia de tocar, el acontecimiento de tocar la mujer desnuda. El cuerpo otro que nos excita en el libre juego de tocamientos en el que consiste el mundo. O se mira o se toca. De nuevo, una regresión a la tierna e inocente infancia: ¡Se mira pero no se toca, niño! Tocar contamina de un modo distinto a como lo hace el mirar, aunque la mirada pudiera ser más subversiva por la siguiente razón: el mirar no se limita ni se circunscribe a las determinaciones espaciotem- porales, al presente fáctico de la mujer desnuda, sino que ella y en ella expresa y se da la potencia del juego desbordante de la imagi- nación, la cual prefigura, a partir de las aprehensiones (presente) y de las represen- taciones (pasado) experienciales, situaciones en las que deseo encontrarme con relación a la mujer desnuda, brotando una multiplicidad de mundos posibles, a saber, yo- encima-tu- debajo; yo- debajo- tú- encima; yo-aquí-tú-allí; yo-allí-tú-aquí; dentro-fuera, fuera-dentro ....................... (pareciera un canalla revival de las leccio-
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