Apostillas para una obra invisible
Tentativas Deleuze-Guattarianas sobre la Obra Invisible De la fuerza de una creación sin límite Miguel M. Romera Piensa Deleuze que el arte nunca es un fin en sí mismo sino que cons- tituye un medio, es un instrumento para trazar líneas de vida, pen- sando (mediante perceptos y afectos) aspectos existenciales que se resisten a la lógica sistemática del método científico (fórmulas abs- tractas de validez universal) por su singularísimo carácter. El cuerpo, no como objeto observable (que se mide, se pesa, se calcu- la, se manipula...) para la ciencia sino como excitante y excitable cam- po de batalla de pulsiones, deseos o pasiones intensivas, constituye uno de esos reductos no sometibles a la sistematización ya que por sí mismo es un algo en constante desplazamiento, desarraigamien- to o autorreconstrucción, carente del sometimiento a una naturaleza esencial a priori o a una definición de lo que deba ser establecido de antemano por la ciencia en vistas del cumplimiento de unos fines preconfigurados por la propia definición. Mediante la expresión artística, podemos llegar a pensar estos aspec- tos conflictivos, agonísticos de nuestra propia consistencia inconsis- tente y contingente, de una multiplicidad de dimensiones (facultades o potencias) que atraviesan a la subjetividad pretendidamente ínte- gra, reconciliada y evidente para sí misma, entendida como lo que queda vivo de la duda metódica (Descartes) , tal y como pensaba la Modernidad de la metafísica del sujeto. El sujeto, en tanto que unidad sustancial, constituye una mera ilusión o es algo siempre devenido, producido como lo es el propio sentido, a juicio de Deleuze. El arte como instrumento, como otro modo de afrontar el caos (junto a la filosofía y a la ciencia) mediante un plano de composición estéti- Filósofo Universidad Autónoma de Madrid
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