Apostillas para una obra invisible
Aparece, habla de la Obra Invisible , me declara su amistad y también hacia Virginia, especialmente hacia ella, dice que lo critica muy du- ramente y que eso es bueno. Desaparece. Aparece, me habla con pasión de sus enemigos, siempre habla con pasión o mucha urgencia. Desaparece. Aparece, habla de apropiacionismo, está obsesionado con el concep- to de huella, se le va la vida explicándolo. Habla de su última obra, un complejo de citas en el que se ensimisma con entusiasmo frenéti- co. Desaparece. Aparece, me cuenta, acaba de regresar de España, habla de Fernan- do Castro Flórez, del Reina Sofía, una perfomance, de Cuenca, de su participación en algo muy importante, casi no lo reconozco, pelo largo sin peinar, collares de amuletos, está eufórico. Me habla de su exposición en el MAC, del texto que debo escribir. Desaparece. Aparece, lo acompaña alguien más joven con un aparato fotográfico, ¿un estudiante?, de pronto se aleja, se sienta en la escalera, una foto, me habla de Lacan y me exhibe su tatuaje, se aleja, se ubica en el um- bral de una puerta, otra foto, corre a otro lugar, otra foto. Desaparece. Recuerdo haberlo apoyado para una operación invisible en la Galería Gabriela Mistral, consistente en el anuncio mediático de una exposición que no se hace, pues según su propio diseño se muestra cuando la Galería está cerrada al público. Celebro esta crítica implíci- ta a esa idea de que una obra existe sólo si se escribe y publica de ella. 1+1=? Sólo una divagación: una escritura abierta Francisco Brugnoli Artista visual y académico Universidad de Chile Director del Museo de Arte Contemporáneo, MAC
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