Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814

IIEIIOBI.l BJSTÓ&IC-' CofttE8TACIOlll DI l>JCmfBBle B:uno. SñL,-; . Puede V. E. descamar••• Paraimpedir del mismo IJl(ldo la venida de tres empleados provistos para este Jieino, se diriji,, a Bieno:: -Aires i3u..tl oficio cuya contel&aeioo es la siguiente: Oru . COl'CTISTA.CIM COl'I LA. BISU. nen. Exmo. Señor. Seha recibido el ofv.io de V. E. de 40 del c.:irriente. El 4 5 Sd espidió la convocatoria para el Congreso jeneral del Reino en los términos siguientes: CONVOCATORIA. ,t5 DE DICIEMBRE. Las des g raciadas ocurrern;ias de la Península..• El 17 apareció en púhlico el pasquin siguiente '}Ue por espliéar la idea de la opinion y doctrina reinante copiamos en este lugar. « Don Prudencio Lascano ha sufrirlo una paliza p u rque fué preciso que la sufriera. $i hoi está la soberanía en el Pueblo los palizantes hemos usado de la dósis de Majestad que nos toca como miembros del Suberano. No lo hiciéramos si la Junta que hicim,os, hiciera lu que debe, mas sino lo hace, la accion está en nosotros: ya lo hem05 dicho, que no queremos aquí Oidores, Carrascos, Lascanos ni Talaveras; sin embargo no quiere echarlos: los palos mostrarán que nosotros po d e m os y no lo hacemos por­ que ella lo haga: si ni ellos se van ni ella l os hace. irse, con unos y otros haremos lo que podamos. Si los porteños nos averguenzan, todos los pue:­ l>los que han hecho Junta nos llenan de ignorancia, cuando vemos espul­ sados de todos a los que solo Chile venera. Esta infamia es insufrible, y sino la horramos, nos·borramos el nombre de chilenos.» La noche dP-1 t8 se presentó en casa del Presidente de la Junta el D� pntado de Buenos-Aires, y a p resencia de un muneroso concurso arengó con perversa elocuencia qaerwndo persuadir que cada uno de los Chile­ nos poseía parte dm soberanía, y que el agregado de todos formaba el com­ ple-to de la majestad; q�e aquella dósis .de soberanía era el oríjen de los derechos imprescriptibles de los Pueblos, y por consi gu iente inaliena­ bles. Por este hecho se conoció ser este sujeto el autor del anterior pasquín y otros semejantes que se divulgaban diariamente, y eile mismo

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