Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814

t>E LA IU{VOLUCIOll DE CHIU. 201 In descabellada procla�a y los miserables sacerdotes ·a quienes tanto per� seguía el Auxiliar estendieron y v. uhlicaron otra contestacion algo mas seria .y mejor fundada para que sirviese de triaca a los que hubiesen • propinado aquel veneno. . · Entorpecido por las medidas de Sanchez y por la dise,ordia de los in­ surjentes el proyecto de la espe1licion ele Arauco, se hallaba Carrera todo eontraido a rebatir los innumerables cargos y rleli'tos .que contra su pasadd y presente proceder divulgaban sus po<lerosos · enemigos, como medios preparativos para su abatimiento. Poblicábanse por todo el reino mochos escritos pintando a los Carreras con ks colores ro.is vivos de unos ver­ daderos tiranos y usurpadores de la libertad y para esto presentaban como comprobantes notorios las contra-revoluciones de I de setiembre, y t 5 de noviembre con la disolucion .del Congreso, la formacion ele la Constitucion de su arbitrio, con otras cien violencia11 y_ arbitrariedades tollas ejecutadas con el terror de la fuerza y las armas ele que eran dle­ i'ios. n. Ignario Carrera, p:ulre de la familia, Brigadier, D. Juan José, Jtijo primero, Brigadier y Comandante de la d1vision ele granaderos del centro, D; José Miguel, hijo 2. 0 Brigadier y Jeneral en Jefe de todos los ejércitos de Chile , D. Luis hijo 3.° Coronel y Comandante del cuerpo de. artillería, entre los cuatro recibian del erario p.íblico rlicz mil pesos · anuales de renta, prescindiendo de que toda la administracion de cantlales estaba a su di sp osicion. Se les· atribuía la dilapidacion y us�rpacion de inmensos caudales remitidos al ejército sin rendir cuenta ni razon, al mismo tiempo qtie las tropas se quejaban de no recibir p,1ga hacia muchos meses, y en fi 1 no tienen número ni medida los e,rimenes que se les atr1- :huian, concluyendv que el mal estado de la guerra y el sumo peligro en que se hallaba la patria no tenia otro oríjen ni provenía de otra causa que je la tiranía y cobardía al mismo tiem p o de los Carreras. No de_cian mas que la·ver.Jad y aun no toda en la m·u1t1tud de desúrdenes atribuidos a los Carreras; pero no pt1r eso se entienda que obr.iban los del actual go­ bierno conforme a razon y a justicia. En primer lugar dichos Sres. habían sido en su · tiempo cómplices, comp.iñeros y . ausiliares de los Carreras en los principales l1echos de que los acusan. Los hahian apoyado, defcnd_ido y elojiado con· elocuentes escritos, en proclamas, man fi slos, !fonito­ res etc. y por último eran hechuras suyas y obtenian sus empleos por beneficio de los mismos y en premio d� su complicidad, pues eh aquellos tiempos no habiañ otros medios de obtar a los empleos que el favor y amistad ele los Carreras, y si no fuera cierto, seria falso el cargo de ab­ soluto dominio y despotismo gue los Carreras habían ejercido hasta_la épooa presente, lo que seria ,absurdo negar. En segundo lugar, saben y eondcen los acusadores que la cau�a y rev<'lurion que sostienen los Ca­ rreras es i11justa , pérfida y mala por su naturaleza; cómo quieren que la sostengan y defiendan con otros medios que con injusticias, iniquida­ des, pl',rficlias y maldades, debiendo ser los medios de la misma natu­ raleza que los princi p ios, sin que en e�t.e método se observase discrepancia en todas las revoluciones que ha habido en todo el universo? En tercer lugar. ¿Tienen ot.ro motivo los ele la Junta y su partido para p erseguir a los Carreras y abatirlos que el deseo de adquirir la misma tiránica do-

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