Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814

DE. LA, BBVOWCIO?N>BCBILE, U7 D.. .J�llario Artigas _y D. Luis Garreton, Secrel.ario. De todo se di� parte con un espreso a la Capital pidiendo determinasen el destino que debian dar .a los reos y el modo con que debían ser con,lucidos. El efco• to que causó e11 la Capital esta novedad, fué correspondiente a loS" difo, · Tentes efectos de los rovolucionarios. Existia en ella .uu grande parti1l� adic!o al Dr. Rosas y aunque vencido y al>ati<lo no carecia de iotluj«>. e1¡1 el Gobierno, conservando en su interior algunas esperanzas afianza.; . c\as e11o 1,1$ vari¡1ciones de los _tiempos. Por esta razon se respondió- al' C!)nsejo .de guerra de Concepcioo, aprobando su condu,cta con un o�cid · -wui poillposo y aíectado y se dispuso la ¡n·onla cooduccion de los. reos• . ad..virtieod.o al consejo de guerra qué en solo el Presidente reside la fa.,. cultad gubernativa ordinaria, y que para los casos graves y axtr:,ordi..·. llar¡� procederá oon eoi\sulta del Consejo. Mucho campo perdia el si� &�ma de la revoluciou y <le la indepen1lencia con la eaida de su. primiti� VQ y principal fundador, aunque tanto adelantaba en su plan ambici0"4 so Carrera. C1mocia.n bien este atraso lo.:; insurjeates y tomaron· el ma.. yor empeño en. sostener al caido, como columna tan fuerte para mante­ ner. el edificio de la libertad. Rosas clesilo su prision no se descuidó en p,er�11adir a Carrera y al Gobierno quo el trastorno ejecutado en aquella J>revincia tenia por objeto la ruina del sislema y que .el nuevo Cousejq de Concepcion acorde con aquel Uustrú;imo Obispo dispooian pedir auxi­ lio al Virre� <le Lima para restablicer el antiguo gobierno. Nada babia IJ)as �verosínul, ni mas irnposible que este pensamiento; pero .esto no obstante, se procuraba aP.imar esta idea con }os ooloreS: mas vivos., has,.; &a que Q se afectó creible o se concibieron sos¡>ech::s y· desconfianzas con aquel Gobierno. Los reos <le la. estinguida Junta fueron conducidos a esta capital, y desde ella confiados a diferentes destierros. Pero con el Dr. Rosas se luvo la consider:icion de que viI\iera sin mas escolta que un oficial, con toda la comodidad y libertad posible, hasta que llegan­ do a distancia de seis leguas do la Capital , sufrió eJ inosperable desairo de insinuársele un oficio <lel Gohierno · mandándole fuese confinado a la, es,ancia <le S. Vicente, nueve lcgnas al Oeste de la ciucla•l. La proclama> que se despaohó a Concepcion para calmar los movimientos ocurridos con este·motivo es <locumonto que 1110 parece debe ocupar -este h:1gar,. pee& desde su., primeros rasgos declara los inte_ntos del Gobierno., . "Auoou r1u111. 28. Proclaffl<J, Habita11tes d�l estado de Arauco. · La eorta distacia del- lugar en que resiilia el Doctor Rosas daba ocasíon· . para que le vi6itasen mu<;hos sujetos '1e esta, que como aoráculo ncudian a) apóstoi do la nueva subversiva doctrina. Entre otros muchos fué honrado. con et trato del ftajiJo eóasul -Bastones y ver<ladero espía y emisario de, Napoleou, Mr. Brefon, quien admirado de kallar tanta coníormitlad ew loeproyectos revolucionarios , se .dijo haber coovencido a Carrera para qua le diue: f)&rte en el Gol>ierno. Divulgósc misteriosamente esta notic.ia ·; '!í · no�mucho repugnancia. en el co1ilun da las jeotes y ene-es pecial del,

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