Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814

¡.• i 1 ' 1 l. i 1 !- 1 I, ' U8 •••oau BISTóaKA rece se contentaron los imperiosos mandOftes �- esteáegndo9ecltolin cesar de apretar mas las cadenas de su tirania con nuevas obligaciones y amenazas. A los jefes de las oficinas y tribunales se dirijió 1l1l decre­ to concebido en estos términos. DICll.lTO DI LA JU1(TA. l>espues q ue este Gobi6rno ha publicado. Para no dejar pieza pormover en la máquina revolucionaria, aun(Jl!e desde los principios tuvieron especial cuidado de solicitar el auxilio dé los malos ecle�iásticos de que se hallaron mucho número, no obstante quisieron obligar a todos , y para conseguir esta empresa , proco.raron , ro'ocar a los mas a propósito al frente de las cooperaciones eclesiásti­ cas, segun ya dejamos notado anteriormente, hablando de lá deposi­ cion violenta del señor Provisor y Gobernador del obispado ; y ahora recientemente en el capitulo de la Relijion Mercedaria, en el que· ayu­ dando en el Gobierno a la faccion adicta al sistema de la libertad , pr&­ valecia éste y quedaba oprimida la justicia y la disciplina regular. De es,. tos ¡>ri � cipios . na1;1oleónicos observados en todas las rMo�aciones se si� gue la Jenerahzac1on de los errores y aumentode · )as facciones que es el mtento depravado del sistema. El nuevo Provincial de la Merced correa­ p�ndiendo al concepto �el patriotismo que l� merecí? � l amp � ro del � h1erno y para hacerse digno · de nuevas gracias , espulió y c1rcoló la 81- \ guiente oracion. Fr. l ()(J(J uin dé la Jara Quemada•••• A . consecuencia y ejemplo del· anierior expidió otro semejante el prelado de la Relijbn Dominica, cuyq literal texto es como si- gue: CIBCUL-At · DIL PROVll(CUL DI 8.AftTO DOMlft®. Este Prelado como l'll de la Merced acahaba de conseguir Sil asiento- a esfuerzos del nuevo Gobierno y principalmente del secretario Argomedo, por quien se cree organizado el antenor escrito. Con estos edictos queda ya amarrada la: palabra de Dios eonlra el sentir de S. Pablo , y solo puo­ . ile servir para sostener y comprobar la justicia de una escandalosa sa­ hlevacion contra las lejil,imas potei;tades constituidas porDios. Los efec­ tos de estas impías providencias sobrepujaban a la esperaaza de sus au­ tores, y se publicaban en los púlpitos, en los confesonarios, en repe­ tidos escritos y eli las frecuentes conversaciones de los muchos prosti­ tuidos eclesiásticos, principios y doctrinas tan escandalosas y sediciosas, que era necesario a los verdaderos fieles jemir y clamar a Dios en la amargura de su dolor por el remedio de tantos males. Testigo de estos execrables escesos fué el autor de estos escritos el 48 de-este mes , qn& con motivo de la celehracioo del aniversario de Chile , asistió a la Ca­ tedral movido de la curiosidad , y a . p resencia del Congreso , Junta y

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