Memoria histórica sobre la revolución de Chile : desde el cautiverio de Fernando VII, hasta 1814
� ]IJEIIORU. HISTÓRICA sola calidad (aunque en sus personas no deba hallarse complicidad en la Re,·olucion), los implica inevitablemente en forzosos enlacesdll parentez co y amistad con muchos individuos y familias sindicadas; a Jo que se debe a g re g ar el amor, que es natural al buen crédito y fama de su Patria, con otros motivos que la esperiencia nos demuestra, formando todo esto sin <luda un dique, que restrinje mi necesaria libertad. En cuanto a la segmidad en que se halla este reino conoce V. S. como su autor y cura dor, que no presenta otra idea que la de un país recien conquistado y sujeto con la fuerza de las armas, despues de una obstinada revolucion y guerra, que por el espacio de mas de cuatro años Jo tuvo transformado en trájico teatro de la anarquía y <lesolacion mas lastimosas; sin que sea verificable en tan limitado tiempo la reunion y· sumision de los ánimos tan ajitados y enconados, necesarias para constituir un estado de pacífica segmidad. Las rebeldes provincias del Rio de la Plata con su Yecindad y poder fomentan toda\ía eficazmente el o r g ull o y esperanzas de estos des leales habitantes; a que ocurre tambien la conmocion de al g uno s 1me hlos limítrofes del Perú. Los repetidos ejemplos de quito, Santafé, Co chabamba, Caracas 'j otros muchos Ingales reYolucionados que han rein cidido con el conocimiento vráctico de las disposiciones de nuestros co babitantes, son datos positivos que nos inclinan justamente a temer la renovacion de los pasados males. Solo el prudente y discreto gobierno de V. S. con que ha sabido equilibrar en la fiel balanza de la justicia, la induljencia con el moderado castigo, pudo conservar la paz y afianzar la esperanza de perpetuarla en este reino: pero estando próximo a llegar el sucesor nombrado por S. 1\1., es innegable, que la falta de conocimientos prácticos, con la Yariedad de método gubernativo, que regnlarrµente sigue a las mudanzijs, dá nuevo motivo a temer alguna novedad en las cdticas actuales circunstancias. De las razones espuestas y de otras muchas que omito, solo intento deducir; que el tiempo y el lugar en que se me ordena espedir la comi sion, son dos poderosos embarazos, que se oponen diametralmente a la libertad y seguridad necesarias lll,ll'a el buen éxito. En esta , • il'tud y des- 1mes de meditar los medios mas adaptables, capaces de remover dichos inconvenientes; se me presenta como el mas oportuno y practicable mi· traslacion a la Península, en donde libre de todo afecto que pueda viciar la, continuaré y perfeccionaré la obra ; a cuyo efecto redoblaré desde ahora mi cuidado y dilijencia en acopiar el total de materiales que me restan; sin omitir por esto la progresion de mi instituida narrativa, la que por un cálculo fundado, espero tener concluida a los ocho meses de esta fecha. El único tropiezo que a mi pretension puede oponerse, es el riesgo a que en mi viaje espondria los documentos y papeles Ílllportantes que de los archivos existen en mi po<ler;. pero este se salva dejando co vias testimoniadas de todos ellos, segun prcvieoe la Real órden que ten� go dispuesta para el caso. Igualmente pudiera dificultar mi solicitud ba ilarme con algun impedimento legal para mi regreso a Espa ñ a; _ ¡lero los . documentos orijinales que acompaño a V. S. lo cerciorarán, que despues · de J:¡abe1· estado veinte años en el Apostólico colejio de Chillan ocupado los diez y nueYe continuos en la comersion de infi.eles, tengo es p e d i tas .
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