De la dietista al nutricionista: 50 años de una profesión
S8 ESTEBAN KEMENY H. una sala de biblioteca y lectura, museo de alimentos, etc:. Con especial gratitud recordamos al Sr. Director Guillermo Valenzuela Lavín, qüién nos brindó ayu– da material y espiritual. Los aniversarios de 6 de mayo de cada año, me parecen ahora como fiestas brillantes, inolvidables. El local -por haberse hecho algo estrecho- contri– buyó a la calidez familiar, alegre de esas jornadas inolvidables. ¿Qué ha pasado con todo aquello? Algo parecido a lo que pasó a las pirámides de Egipto. Estos símbolos del poder y la gloria de faraones han sido cubiertos por el polvillo del desierto. Pero el polvillo del tiempo es más cruel, más inexorable que la arena. No es nuestro papel escrutar el destino de lo construido con tanto entusiasmo, cariño y dedica– ción. Nos queda sólo un deseo: que Uds., profe– sionales del presente y del futuro logren disponer en un futuro, ojalá no muy lejano, de un centro de estudios y perfeccionamiento propio, como Uds. lo merecen y necesitan. Un establecimiento, un instituto de este tipo debería ser esencialmente nor• mativo, coordinando y estfmulando la labor de los diferentes centr0s de formación profesional.
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