De la dietista al nutricionista: 50 años de una profesión

40 JULIO SANTA MARIA S.C. parar el régimen prescrito por el .médico", se agre– gaba con énfasis: "que resultara agradable". Por eso no nos molestaba a los profesores de Nutrición y Dietética, que Técnica Cul~aria tuviera tantas horas. Era una de las responsabilidades de la futura Dietista el que nuestro paciente se comiera con gusto el resultado de nuestra sencilla frase: "sin sal''. ¡El "Valor Sápido" en el que tanto insistía Kemeny!, sin el cual, ella no podía cumplir adecuadamente su papel profesional intermedio entre el médico y el enfermo, entre Nutrición y Alimentación. Al trasladarse la enseñanza a la calle Placer, ella continuó centrada en la dietética hospitalaria, pro– fundizándose los contenidos e incorporando nuevas asignaturas. A pesar de ello, había una raíz que aún no manifestaba su influen~ia en forma suficiente; aquella que desde las Voluntarias de Gotas de Leche, orientaba hacia lo que más tarde se llamó Alimentación en .Salud Pública. Don Alejandro mismo notó esa falla cuando, pionera.mente, amplió la atención para que llegara hasta la familia del en– fermo, al abrir la Casa de Socorro de Puente Alt~. En 1943, me tocó a mí la responsabilidad de un programa seD?ejante ·en la entonces Unidad Sanitaria Quinta Normal y, para colaborar en encuestas y en educación alimentaria, hube de recurrir a Lidia Con– treras y a dos alumnas del 'Físico', María Tamblay y Minerva Malic, que hicieron allí sus Memorias para Profesoras de Economía Doméstica. Hoy po– dríamos considerarlas, las primeras Nutricionistas en Salud Pública.

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