De la dietista al nutricionista: 50 años de una profesión
RAICES DE LA ESCUELA DE DIETISTAS 35 Lidia Contreras, Natividad Segovia nos colaboran en la formulación de dietas e interpretación de en· cuestas. Pero todavía faltaba un profesional que más específicamente ayudara a ese trasvasijo de los conocimientos de Nutrición a la olla familiar o al plato del enfermo en el hospital. Por esa época se había iniciado la modernización de los hospitales al crearse la Dirección General de Beneficencia, uno de cuyos objetivos era preparar normas técnicas orientadoras para las variadas ac– ciones involucradas en el 'sanar a los enfermos'. Entre ellas, el Dr. Alejandro del Río Soto-Aguilar, el primer Director General, tuvo especial interés en mejorar la alimentación de enfermos y de personal, hasta entonces en manos de buenísimas monjitas o ecónomas, que se guiaban sólo por el mejor buen sentido tradicional. Lo secundaba en estos pro– pósitos el Dr. Enrique Laval, amigo de Cruz-Coke; y por encargo del Prof. del Río me buscaron para que fuera a colaborar en estas iniciativas. Eran tiempos de sencilla burocracia, en que bastaban como méritos una tesis en un campo afín y un aval de quienes la habían aprobado. Pero, tuve que rendir un verdadero examen en entrevista-interrogatorio con Don Alejandro, del que salí aprobado el 8 de Marzo de 1934 con un contrato hasta fin de año, como Médico Ayudante Dietólogo. Se me asignó un escritorio en la vieja casona de Monjitas 665 y allí se me dio como tarea no sólo poner al día mis conocimientos de nutrición y dietética, sino que ir a .ver en el terreno como fun-
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