Manual de cineclubismo : red de cineclubes de Chile
Manual de Cineclubismo - Red de Cineclubes de Chile - 15 Así lo demuestran las encuestas de consumo cultural, los informes de la taquilla y, más importante aún, nuestra propia experiencia de talleres en colegios. Losmismos niños y jóvenes nos comentaban que iban al cine para entretenerse, porque el cine para ellos es un espectáculo. Pero, ¿qué significa el cine como un objeto de consumo para la entretención? El filósofo francés Guy Debord a fines de los 60 expresó sus ideas sobre las imágenes en un libro llamado La sociedad del espectáculo . En él afirma la radical tesis de que el mundo en que vivimos, el espectáculo, es la representación que el capital hace de nosotros para que operemos como productores y consumidores. Dice Debord: “La alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado (que es el resultado de su propia actividad inconsciente) se expresa así: cuanto más contempla menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad menos comprende su propia existencia y su propio deseo . La exterioridad del espectáculo respecto del hombre activo se manifiesta en que sus propios gestos ya no son suyos, sino de otro que lo representa. Por eso el espectador no encuentra su lugar en ninguna parte, porque el espectáculo está en todas”. Para modificar esta concepción del cine como espectáculo que se ha enclavado en nuestra sociedad de consumo, el giro fundamental que hay que dar es la reflexión. La televisión es todo lo contrario de la reflexión: es contenido veloz, ininterrumpido, que somete y tiraniza a su espectador, abstrayéndolo de las condiciones materiales que posibilitan su consumo. Es el triunfo final del “fetichismo de la mercancía”, esto es: el ocultamiento de la explotación que permite la existencia de las mercancías, en este caso, las de la cultura. La experiencia del cine espectacular es intrínsecamente alienante. Un espectador ingresa al centro comercial, sube escaleras mecánicas, hace la fila de la boletería y selecciona de la cartelera un título por cuyo consumo paga entre 3 y 5 mil pesos. Durante ese tiempo, el espectador recibe el producto de la pantalla en una cómoda butaca, hasta que las luces se vuelven a encender y la sala se vacía mientras los
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