Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica

parafraseando un título de Laura Pautassi “¡Cuánto trabajo mujer (nos queda por hacer)!”. Este libro muestra los enormes desafíos que aún tenemos por delante. Solo para nombrar algunos: no tendremos una buena respuesta jurídica al problema de la trata mientras no desarrollemos una comprensión más profunda, desde una perspectiva de derechos humanos y feminista, de la prostitución, que es la actividad principal para la cual se reclutamujeres y niñas mediante la trata. No podremos asegurar a las mujeres y niñas el goce de sus derechos sociales sin encontrar formas de intervenir conjuntamente en los obstáculos que se dan tanto en el ámbito público como en la esfera privada. La defensa de los derechos sexuales requiere avanzar en una mejor conceptualización e identificación de sus contenidos. Para poder articular cuáles son las obligaciones de los Estados respecto de las personas extranjeras que residen en sus territorios (muchas de las cuales son mujeres), se necesita enfrentar los desafíos que imponen las nuevas concepciones de ciudadanía basadas en el paradigma de los derechos humanos y que están tensionando las ideas tradicionales de ciudadanía dependiente de conceptos de territorio y cultura asociados a una nación específica. Cada uno de estos temas (y los muchos otros que falta mencionar) es enormemente desafiante y complejo y requiere de todo el talento de las/os “científicas/os” de nuestra comunidad global. Confío que las próximas ediciones de este libro nos permitan conocer los avances que esperamos en estas y otras áreas. Este libro está cruzado por una idea muy potente que nos permite poner en perspectiva histórica la relevancia de nuestro trabajo como feministas y defensoras/es de derechos humanos. Vivimos, como dice Yanira Zúñiga en su texto, en democracias excluyentes que, sin embargo, declaran fundarse en principios inclusivos. Y es cierto. Desde la Ilustración asumimos la premisa de la universalidad de los derechos fundamentales. Sin embargo, la noción de universalidad apareció en la historia antes de que pudiéramos ser capaces de vivir a su altura. El trabajo de los últimos siglos ha sido el de cuestionar desde losmárgenes (desde la experiencia de aquellos cuya subjetividad y cuyos derechos han sido negados) las sucesivas versiones del principio de universalidad, denunciando uno a uno los recortes ideológicos que la universalidad ha sufrido. Primero se denunció la esclavitud en razón de la raza, después la exclusión de las mujeres del ejercicio de sus derechos civiles y políticos, hoy la privación de grandes masas de migrantes, desplazados y poblaciones empobrecidas de sus derechos económicos, el aislamiento social de las personas en situación de discapacidad, el desconocimiento de los derechos culturales de las personas indígenas y la violencia discriminatoria contra las personas que viven una sexualidad diversa. Este cuestionamientodesde losmárgenes hanacidoyha sido lideradopor las y los defensores de derechos humanos. En general, la academia ha ido reaccionando y, teniendo el privilegio de no estar sometida a las urgencias del día a día que deben enfrentar las/os activistas, ha aportado en la reflexión y articulación de los argumentos que después las/los propios activistas pueden utilizar en la incidencia. Lo que a mí me parece fascinante del diálogo entre defensores de derechos humanos y académicos/as, y uno de los aportes que yo más valoro de la metodología feminista y la de los estudios críticos del derecho, es el desafío que enfrentamos quienes trabajamos en la academia de escribir y hacer propuestas que deben resonar y tener sentido para quienes efectivamente sufren la violación de sus derechos. Estamos sometidas/os a un constante reality check . Si la teoría no sirve para la vida, merece ser descartada como irrelevante. Esto no significa en forma alguna que las/os académicas/os con conciencia de género o que trabajamos en derechos humanos debamos ser complacientes con el activismo. Por el contrario, quizás nuestro mayor aporte se da cuando desarrollamos nuestra capacidad crítica para mostrar inconsistencias o riesgos en los propios discursos y prácticas de las/os activistas. Para quienes además trabajamos en la academia jurídica , el desafío de desarrollar teorías y propuestas que respondan a los problemas y experiencias reales de las víctimas de violaciones 11 Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica Prólogo

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