Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica
Porque el sufragismo ciertamente había engañado o se había autoengañado asegurando frecuentemente que el uso de esa nueva libertad por parte de las mujeres para nada alteraría las relaciones familiares. Posiblemente muchas militantes lo creyeran de buena fe, pero el panorama resultante de su acción se encargó de asegurar que en efecto fuera así” 35 . El sufragismo, en definitiva, reclamó y consiguió, en un lapso de unos ochenta años, justamente los derechos liberales: educación y voto. Las bases de la teoría política en que se movió el sufragismo fueron dadas por John Stuart Mill y Harriet Taylor Mill. La profunda reforma del primer liberalismo que realiza Mill es el marco teórico que sirvió para pensar la ciudadanía no excluyente. 36 Mill, el principal exponente de la tradición filosófica utilitarista, se embarca en la tarea de reivindicar el sufragio de las mujeres 37 a partir del Principio de Utilidad, que enuncia en los siguientes términos: “El credo que acepta como fundamento de la moral la Utilidad, o el Principio de la mayor Felicidad, mantiene que las acciones son correctas ( right ) en la medida en que tienden a promover la felicidad, incorrectas ( wrong ) en cuanto tienden a producir lo contrario a la felicidad. Por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor; por infelicidad el dolor y la falta de placer” 38 . Planteado el Principio de Utilidad como fundamento de la moral, se sigue que cada individuo tiene el derecho a defender su felicidad. En su ensayo The Subjection of Women 39 , publicado en 1869, Mill se propone fundamentar que el principio que regula las relaciones sociales entre los sexos ―la subordinación legal de un sexo al otro― es injusto en sí mismo, y uno de los principales obstáculos para el progreso de la humanidad. 40 Para ello, identifica como problema central del prejuicio patriarcal el hecho de que la dominación de un sexo sobre otro aparece como algo natural y algo a lo que las mujeres consienten, y formula tres argumentos principales para desarticular la ideología de la naturaleza diferente y complementaria de los sexos: el argumento del agnosticismo (que sostiene que en el estado actual del conocimiento humano no es posible saber cuál es la auténtica naturaleza de la mujer, si es que tuviere alguna; lo que se entiende por “naturaleza de la mujer” es una construcción artificial que tiene raíces en la educación de las mujeres y otras circunstancias externas), el argumento empírico (en el que recoge algunos rasgos del carácter actual de las mujeres para argumentar en forma práctica a favor de sus intereses, a raíz de lo cual se le ha criticado la contradicción con la primera línea argumental 41 ) y el argumento de la universalidad de la condición humana (referido a que todo lo que es verdadero respecto a la naturaleza y felicidad de los hombres lo es también para las mujeres: una universalización auténtica de la naturaleza humana). 42 35 Ibíd., p. 20. 36 Ibíd. 37 Mill elevó al Parlamento inglés la primera petición para el voto femenino en 1866, que fue rechazada. Las mujeres inglesas consiguieron el voto en 1919, después de la Primera Guerra Mundial. 38 MILL (1998, pp. 45-46). 39 En sus traducciones al español ha sido titulado como La Esclavitud de las Mujeres , La Sujeción de las Mujeres y El Sometimiento de las Mujeres . 40 MILL (1878, p. 1; traducción libre). 41 La contradicción radica en que, en el primer argumento, Mill sostiene que lo que se entiende por “naturaleza de la mujer”es una construcción cultural, sin embargo, en el segundo argumento acudirá a las características que esa misma construcción social adscribe a las mujeres para formular su defensa del “carácter femenino”. En otras palabras, el segundo argumento reafirma un concepto que el primero niega. 42 DE MIGUEL (2005, p. 186-194). 42 Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica
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