Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica

se otorga este tipo de beneficio a los hombres. A causa de los estereotipos que pesan sobre ellas y de la influencia del rol histórico que han cumplido, las mujeres se enfrentan simultáneamente a las exigencias del ámbito laboral y familiar, con jornada, con requerimiento de capacitación y formación en horarios extralaborales, con reclamos de sus hijos y en muchos casos con responsabilidades para con los progenitores en situación de enfermedad. En atención a ello, autoras como Pautassi resaltan que es necesario comprometer a los varones a que asuman el cuidado no solo como una responsabilidad, sino también como una obligación. 48 Asimismo, los servicios de guarderías y mecanismos de cuidado de carácter público son muy reducidos en Latinoamérica, contando además con diversos problemas en su acceso y calidad, lo cual lleva a que muchas mujeres abandonen su trabajo ante la imposibilidad de delegar el cuidado en una empleada doméstica u otros familiares. 49 Respecto de las estrategias relacionadas con la obligatoriedad para las empresas de proveer el acceso a guarderías o “salas cuna”, muchas veces solo se toma como referente para su impulso la cantidad de mujeres al interior de la empresa. Al respecto, cabe criticar que reglamentar la infraestructura del cuidado en función de las trabajadoras mujeres no solo presupone que serán las trabajadoras madres las que concurrirán al trabajo con sus hijos, sino que, además, las obligaciones legales que derivan de tales sistemas resultan fáciles de evadir por parte de las empresas, que suelen contratar el número de trabajadoras inmediatamente anterior al que las leyes fijan como condición para la obligatoriedad de la provisión de guarderías, a fin de eludir la carga extra que supone sostener una sala de cuidado infantil. Este problema se agrava con el tradicional desequilibrio en el desarrollo de tareas domésticas. De acuerdo con el análisis de Bergallo y Gherardi 50 , la mayoría de las mujeres que se dedican al servicio doméstico remunerado (empleadas domésticas) están sometidas a largas jornadas de trabajo y se encuentran en la informalidad. En muchas ocasiones, además, este oficio termina siendo desempeñado por inmigrantes indocumentadas o mujeres de minorías étnicas. Estos aspectos generan una enorme dificultad para garantizar un adecuado acceso a la justicia ante denuncias de explotación, en gran medida debido al nivel de informalidad en la relación de trabajo. 7. FLEXIBILIDAD LABORAL E INFORMALIDAD Uno de los principales problemas que enfrentan las mujeres, como ya se ha mencionado, se refiere a que los empleos en que ellas se desempeñan mayoritariamente suelen desarrollarse en escenarios de informalidad, lo que las sitúa fuera del ámbito de protección establecido en las legislaciones laborales. Dando cuenta de este fenómeno, la CIDH ha observado que un alto porcentaje de mujeres trabaja en el “sector informal” del mercado laboral, lo cual las somete a diversas desventajas 51 , que en general se derivan de la exclusión de este sector de la regulación y supervisión estatal. Uno de los factores que explican la situación descrita en el párrafo anterior es la incorporación tardía de la mujer al mundo del trabajo, que condujo a que su inserción masiva se concentrara en puestos de bajo nivel dentro de la jerarquía ocupacional. Así, mientras que en la década de los sesenta la incorporación de las mujeres en el mercado del trabajo supuso una mejora en su calidad de vida, hacia los años noventa el aumento de la participación laboral femenina aparece 48 PAUTASSI (2007). 49 BERGALLO y GHERARDI (2008). 50 Ibíd. 51 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (2001, Cap. XIIIa, párr. 31). 264 Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica

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