Derechos humanos y mujeres: teoría y práctica

Cabe mencionar, a título de comentario final de esta sección, que la incardinación de la acción positiva en los debates normativos relativos a la participación política femenina ha tenido un enorme impacto, no solo porque ha facilitado la implementación de estrategias específicas de inclusión de las mujeres en los procesos de toma de decisiones políticas ―como las cuotas―, sino también porque, desde una perspectiva teórica, la noción de acción positiva llevada a la problematización de la ciudadanía ha posibilitado la transmutación de los derechos políticos desde meras libertades negativas a condiciones de legitimidad de los sistemas democráticos. 4. CUOTAS Y PARIDAD ¿DOS ETIQUETAS PARA UNA MISMA PROPUESTA? Aunque no es inusual que cuotas y paridad sean utilizadas como expresiones sinónimas, sobre todo durante la década de los noventa y la primera mitad de los dos mil, en la más reciente literatura ligada a la temática de género y participación política se sugiere que hay diferencias conceptuales y prácticas importantes entre unas y otra. La relativa intercambiabilidad de estas dos etiquetas se explica porque ambas estrategias responden a un mismo problema ―la infrarrepresentación femenina― y se han desarrollado al alero de la preocupación del sistema internacional por promover una mayor participación femenina en los procesos políticos. Sin embargo, es discutible que pueda hablarse de una evolución lineal en donde la paridad sea simplemente una mejor manera de denominar a las cuotas. Al contrario, pese a que a principios de los noventa las cuotas habían alcanzado una suerte de madurez en el ámbito internacional, seguían tropezando con numerosos obstáculos de implantación en los ordenamientos jurídicos internos. En este escenario, caracterizado por un desfase entre ambos niveles normativos y magros avances en las cifras de participación femenina a lo largo de todo el orbe (con la notable excepción de los países escandinavos), irrumpe la noción de paridad, cuyos objetivos son más ambiciosos que los de las cuotas, como veremos. Las cuotas políticas son herramientas destinadas a incrementar la presencia femenina en los puestos de toma de decisiones políticas y, como tales, forman parte de las llamadas acciones positivas. Es común distinguir entre cuotas voluntarias y cuotas obligatorias. Las cuotas voluntarias son medidas instauradas en uso de las competencias regulativas que tienen los partidos políticos respecto de su propia organización interna. Buscan fomentar la presencia de mujeres en los cuerpos de decisión al interior del propio partido y/o garantizar un umbral de presencia femenina en los procesos internos de conformación de listas electorales. Reciben el apelativo de “voluntarias” para diferenciarlas de aquellas otras establecidas por la ley y que son, entonces, compulsivas. Sin embargo ―como ya hemos insinuado― las cuotas voluntarias están lejos de expresar un proceso de autolimitación de los partidos políticos. No, al menos, de naturaleza libre y espontánea. Por el contrario, comúnmente estas han sido el resultado de la presión intrapartidaria, ejercida por las propias militantes. Por su parte, las cuotas obligatorias pueden subclasificarse en cuotas establecidas por ley y cuotas consagradas a nivel constitucional. En uno y otro caso, pueden consistir en cuotas electorales, es decir, una reserva variable de cupos en las listas electorales o en reserva de escaños, esto es, “asientos para mujeres” directamente reservados en los parlamentos u otros órganos de representación popular. Dentro de esta tipología, las herramientas más difundidas son las cuotas voluntarias ―ampliamente utilizadas en la tradición escandinava― y las cuotas electorales (generalmente de carácter legal), que han proliferado especialmente en América Latina. 187 Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica Mujeres, Ciudadanía y Participación Política

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