El niño abandonado en Chile: la herencia del régimen militar
'82 OSVAWO TORRES G, La mantención de un niftode 14 ai'ios;tomando en cuenta gastos de alimentación, salud, estudio, vestuario y recreación oscila entre $12.000.-y$ 17.000.-(US$ 40paraingresomediobajo) mensuales, y-sumas bastanternás elevadas si el niño asistea un colegioparticular y viste según pauta del consumo moderno. Los niños abandonados viven, por regla general, en familias cuyos ingresos no superan en total los$ 18.000 al mes, con los cuales deben cubrir los gastos del conjuntodel grupo familiar. Esto implicaclaramente una desventaja inicial muy grande para todos los niflos y jóvenes que provienen de los estratos populares y, por lo lanto, los sima en una posición de riesgoquevamás allá de las propias dificultades de todocrecimiento, desarrollo y adaptación a la sociedad a la que pertenecen. Uno de los principales riesgos y más bien vivencia constante del ríiño (y adolescente) proveniente de una familia pobre, es el provo- cado por el aumentodel subempleo y la baja tasa de participación en la fuerza de trabajo secundaria, particularmente en el caso de los jóvenes. El subempleo es fácilmente palpable en las calles de San- tiago, donde abundan los nifios y jóvenes dedicados al comercio ambulante, al cuidado y limpieza de autos y a diversas actividades poco calificadas y mal remµnen:tdas, o incluso directamente dedica- dos a la mendicjdad. ElEstado y la sociedadengeneral no han asumidoestarealidadde manera global. Esto hace que la responsabilidad de la sobrevívencia de losmenores se "privatice" y la crisis recruga con todo elpeso sobre las familias y sectorespopulares. Estos deben buscar mecanismos de sobrevivencia que, al no ser aceptados cultural oi -socialmente, agudizan sus consecuencias negativas para el conjunto de la familia popular. El impacto diferenciado que las condiciones recesivas pm,den haber tenidoenel estimuladoincrementodel riesgo delasviolaciones a los derechQs del niflo se puede ilustrar en las políticas y programas dirigidos a los níftos y los jóvenes. · La evidencia empírica con que se cuenta es fragmentada, limi- tándose a algunos indicadores agregados. Sin embargo, teniendo en
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