Gabriela Mistral: el libro y la lectura
55 Gabriela Mistral: El libro y la lectura parte de su patria, hace manifiesto la poca consideración que la elite ilustrada chilena mantuvo hacia Gabriela Mistral, in- cluso, conociendo el importante curriculum que manejaba y las obras poéticas que publicaba, facetas por las cuales recibe honores oficiales en la mayoría de las ciudades que visita o reside fuera de Chile. Su falta de estudios, sumado a su hablar directo con respecto a la clase política chilena, fue casi imper- donable para las capas influyentes de su país. Sólo gracias al esfuerzo de sus pocos amigos pertenecientes al medio literario chileno, como el de Pablo Neruda y Hernán Díaz Arrieta (Alo- ne), pero por sobre todo, el de Matilde Ladrón de Guevara, ella llega a ser reconocida finalmente en Chile. Por lo mismo, Ladrón de Guevara (1962) pregunta: “si yo no la hubiera re- sucitado a fuerza de cariño y de artimañas, ¿habría llegado a obtener el Premio Nacional, por iniciativa de otros?” 54 . En 1957 Gabriela Mistral muere en Nueva York. Sus restos fue- ron recibidos con grandes honores por Carlos Ibañez del Cam- po y sus hombres. Matilde comenta al respecto: “frente a sus restos algunos oficiales hablaban cosas banales. Ella que fue antimilitarista, después de muerta recibió el título de Gene- ral. ¿Ironía o burla?” 55 . A su vez, Ladrón de Guevara expone un poema de Neruda, llamado “A Gabriela Mistral”, donde tam- bién se alude a lo patético de sus funerales: Pobres poetas a quienes la vida y muerte persiguieron con la misma tenacidad sombría y luego son cubiertos por impasible pompa entregados al rito y al diente funerario. Ellos –oscuros como piedrecitas- ahora detrás de los caballos arrogantes, tendidos van, gobernados al fin por los instrusos, 54 LADRÓN DE GUEVARA, Op. cit., p. 51 55 Ibid. p. 174.
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