Gorbachov: demoledor y constructor

de la Nomenklatura. Pero al mismo tiempo esta experiencia de vida condicionará la estrecha vinculación de Gorbachov a la Nomenklatura: ésta había sido su medio, su clase, es a ellos a quienes él comprendía mejor y con los cuales se entendía más. Gorbachov nunca se atreverá a romper con este medio, no tanto por razones políticas sino por motivos de afinidad sicológica. Sintiéndose cada vez más ais1ado en los años 1990-1991 será de ellos de quienes él tratará de rodearse. Como sabemos ahora, con resultados fatales para él, y en cierto sentido, para el país. Volviendo a 1985, podemos decir, que Gorbachov irrumpe ante los ojos de la opinión pública nacional como un líder joven, enérgico, con voluntad de mejorar muchas cosas, que sabe llamar las cosas por su nombre y no tiene miedo de hacerlo. La sociedad lo percibió, más bien, como un continuador de Andropov. Ni siquiera los más clarividentes analistas disidentes (conocidos, por cierto, más en el Occidente que en la Unión Soviética) que postulaban la posibilidad de intentos reformistas más profundos, podían imaginarlo como un demoledor del sistema. Seguramente, ni el mismo Gorbachov sabía en aquel entonces, cuán lejos iban a llegar sus esfuerzos de cambios. 3.- Etapas en la política de Gorbachov En la política de Gorbachov a lo largo de los seis años y medio de su gobierno se pueden destacar varias etapas, a través de las cuales iba avanzando el proceso de las reformas. La primera idea, con la cual Gorbachov inicia su itinerario como Secretario General del PCUS en abril de 1985, a un mes de encontrarse en este puesto, fue de aceleración del desarrollo económico. Esta política se basaba en un diagnós– tico de la situación socio-económica del país, semejante al formulado por Andropov unos años antes. Se resaltaba que la Unión Soviética se había quedado atrás en la competencia tecnológica con los Estados Unidos y por consiguiente en ]a carrera armamentista. La salida de esta situación se veía en priorizar el desarrollo científi– co-tecnológico del país, apoyando esta área con grandes inversiones, a la vez que optimizando el uso de los recursos materiales y humanos en la esfera tecnológica. Se suponía que este impulso permitiría modernizar la economía en general. En la práctica se trató de dar un espuelazo al caballo agotado y moribundo de la economía sobrecentralizada y sobremiiitarizada de la Unión Soviética. La política de aceleración, como un primer intento de un proyecto práctico reformista, fue muy bien percibida tanto en la sociedad como en la Nomen– klatura política, administrativa y militar. Sin embargo, a pesar de fuertes inversiones de recursos financieros, materiales y humanos, que siguieron al Pleno del Comité -8-

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