Gorbachov: demoledor y constructor

tario, inflexible y enemigo de toda iniciativa personal, de adecuarse a los desafíos de la revolución científico-tecnológica. A principios de los ochenta, con la caída de los precios internacio– nales de petróleo, se hizo imposible mantener los niveles de consumo de la población del país, a la vez que un nuevo viraje de la carrera armamentista dejó en evidencia el creciente atraso tecnológico de la Unión Soviética en relación a los Estados Unidos Tal fue, desde nuestro punto de vista, la razón principal del por qué, después de la muerte de Brezhnev, los máximos dirigentes de la Unión Soviética plantearon la necesidad de cambios. No obstante, el objetivo y la dirección de estos primeros esfuerzos de romper el inmovilismo brezhneviano, distan mucho del con– tenido del proceso posterior conocido como Perestroika. Con todo, el significado de esos primeros pasos no se puede subvalorar. A la cabeza del país después de la muerte de Brezhnev y liderando los primeros esfuerzos reformistas se encontraba Yuri Andropov, representante de la misma generación brezhneviana, antiguo jefe de la KGB. El inesperado hecho de que los vientos de cambios comenzaran a soplar desde esa institución, tiene su explicación. Como destaca el historiador Roy Medvedev 1 en la época de corrupción y descomposición generalizada del sistema que caracterizó al gobierno de Brezhnev, la KGB por su carácter elitista y por su rol específico dentro del sistema pudo conservar, más que otras instituciones soviéticas, su eficiencia, capacidad de análisis y de acción. Podemos agregar, que todo esto se realizaba dentro de los marcos impuestos por el tipo de mentalidad propio del sistema. Además, esta era la única institución cuya cúpula poseía información acerca de cómo pensaba cada uno de los integrantes de la élite política, militar, industrial e intelectual del país. Sólo Andro– pov, desde su puesto, podía saber que en varias regiones del país y embajadas soviéticas por el mundo habían secretarios del partido, directores de grandes indus·· trias, embajadores con ideas propias, concientes de la necesidad de superar el estancamiento y la crisis en que se encontraba el país, Fue Andropov quien "descu– brió" a Gorbachov en Stavropol, a Ligachov en Tomsk, a Yeltsin y Rizhkov en Sverdlovsk, a Yakovlev en la Embajada en Canadá, a Vorotnikov en la Embajada de Cuba, etc. Según Roy Medvedev, Andropov conoció personalmente a Gorba– chov ya en los años setenta, por encontrarse en su región los balnearios visitados constantemente por el Jefe de la KGB. Las conversaciones que sostenían en aquellas ocasiones el Miembro del Politburó y el Secretario Regional de Partido permitieron al primero formarse una opinión acerca de los puntos de vista y las capacidades de 1 Conferencia dictada en Moscú en abril de 1987. -5-

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