Gorbachov: demoledor y constructor
comunes, fue percibido por la elite intelectual, cultural y artística del país como la posibilidad del comienzo de una desestalinización (aunque mínima). La presión de los líderes de opinión (1a mayoría de los cuales también pertenecía a la generación del xx Congreso) fue dirigida hacia una apertura política e ideológica. Para comprender este momento en la vida socio-política de la Unión Soviética, hay que recordar que a mediados de los 80 a los puestos claves en las más diversas esferas estaban llegando "los hijos del xx Congreso": la generación, cuya niñez ha transcurrido bajo el horror y el mito de Stalin, siendo muchos de ellos hijos de las víctimas del régimen stalinista, que habían vivido años y años en el miedo y la impotencia. Sus expectativas vinculadas con el deshielo Khruschoviano fueron truncadas, quedando suspendidas por dos décadas, esperando su día. El comienzo de las reformas de Gorbachov fue percibido por ellos como la llegada tan esperada de "su día". Esta generación de la inteligentsia será la principal y más entusiasta base social del proceso de reformas hasta 1991, quedando marcados por su visión del mundo y su sistema valórico los medios de comunicación masiva y otros canales de formación de hegemonía en esos años. A diferencia de cualquier otro proceso similar, en las manifestaciones y actos políticos, en las campañas electorales y discusiones callejeras no se veían tanto los jóvenes, como la gente de edad mediana, en su mayoría profesionales. H1bía, sin embargo, otra razón del "desvío" de las reformas hacia el ámbito principalmente político. Este tipo de reformas parecía ser más simple, su contenido y orientación parecía más evidente. En cambio, nadie podía sentirse orgulloso de saber qué hacer con la economía. La reforma política tenía su lobby, la reforma económica no lo podía tener tanto por las particularidades del sistema socio-económico soviético, como por los rasgos históricos de la cultura y el pensa– miento rusos. Producto de todo lo anterior, a fines de 1986 y principios de 1987, el equipo de Gorbachov hizo el nuevo diagnóstico del avance de la Perestroika, que destacó como razón fundamental de su lentitud el hecho de que el ciudadano soviético se sentía demasiado enajenado del sistema en que vivía y no quería, o tal vez, temía tomar iniciativas en cualquier esfera de actividad productiva y/o profesio– nal. Revertir esta situación sería imposible sin decir la verdad sobre el presente y el pasado del país, sin convencer al ciudadano que el pasado stalinista «) neoestalinista) no volvería; que él podría, sin temor alguno, expresar su opinión y que esta opinión era valiosa. Además, era necesario crear una comprensión en las más amplias capas de la población de la profundidad de la crisis en que se encontraba el país y de la necesidad de cambios. -10-
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