La Biblioteca del Instituto Nacional y de la Universidad de Chile

En 1882 surge también la Biblioteca del Congreso Nacional por iniciativa del diputado por Petorca Pedro Montt Montt 53 , quien llegó a la Primera Magistratura entre los años 1906 y 1910 el que aquejado de una grave enfermedad, en la ciudad de Bremen,Alemania, el 16 de agosto de ese año. Fallece poco días antes que celebráramos el Primer Centenario de nuestra Independencia. En la Sesión Extraordi- naria del Senado de 1883 se le nombró por primera vez como Biblioteca del Congreso Nacional. En el acta de la comisión bicameral que estudiaba el Presupuesto de la Nación para 1884, se consigna: “La comisión cree que sería conveniente que se refundan en una sola, las bibliotecas de ambas Cámaras, y en consecuencia propone que la glosa de este ítem (3º de la Partida 34) se altere por la siguiente: Para el fomento de la Biblioteca del Congreso” 54 . Ese año, la Biblioteca Nacional constaba de 64.308 volúmenes; la Biblioteca del Instituto Nacional 14.000 textos y publicaciones periódicas, además es- taban las bibliotecas de los Tribunales de Justicia, de la Universidad de Chile y “bibliotecas públicas varias en capitales de provincia” 55 . En 1889 la biblioteca del Instituto Nacional y de la Universidad de Chile tenía un presupuesto anual de 12000 pesos , repartidos de la siguiente manera: al bibliotecario: 5000; al conservador 1500; al ayudante 800; al auxiliar 600; al portero guardián 400; por aseo, conservación, alumbrado, barrido de calles y escritorio 600; y por fomento de libros y encuadernación 4800 pesos. Se consideraba que el bibliotecario debía ser una persona “docta, sensata y atinada”, dado que debía llevar libros de cuentas, libros de adquisición, de dadivas, de encuadernaciones. Debía formar los estados anuales, el inventa- rio periódico y el catálogo, por medio del cual ordenaría las obras, relacionándose con profesores e intelectuales nacionales o extranjeros. El bibliotecario tendría a su cargo la formación de la sección chilena y americana. Debía ser una persona atenta tanto al servicio como al control de los lectores. Su labor era, por decreto, adaptar la biblioteca para que fuese tanto escolar como universitaria, adquiriendo libros. De tal forma, arriban al puerto deValparaíso cajones de libros europeos (en su mayoría franceses) liberados de impuestos, para la biblioteca. Las razones de la compra son culturales y también econó- micas, era más barato comprar libros europeos que imprimirlos en el país. Esto ciertamente debilitó la industria nacional. 53. Biblioteca del Congreso Nacional. 1883-2003 120 años de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. La Nación S.A. Santiago, 2004. p. 25. 54. Cámara de Senadores. Sesiones extraordinarias de la Cámara de Senadores en 1883. Imprenta Nacional. Santiago, p. 7. 55. Oficina Central de Estadística. Sinopsis estadistica i geográfica en 1883. Imprenta Nacional. Santiago de Chile, 1884. p. 26. 53

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=