La Biblioteca del Instituto Nacional y de la Universidad de Chile

Una sociedad que quiere innovar y avanzar en el conocimiento, nunca debe olvidar las luces que en el pasado iluminaron el camino del saber. El Instituto Nacional y la Universidad de Chile, las dos instituciones públicas de educación más importantes del país, deben asumir la respon- sabilidad de velar por el patrimonio de la joven República de las Letras y promover los valores que le dieron forma al espíritu público, que hasta el día de hoy, contra viento y marea, nos hemos comprometido a defender. Como Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo nos complace contribuir a la publicación de este libro.Así también, nos motiva seguir aportando al debate con respecto al lugar de la inves- tigación literaria y patrimonial, en particular entendiendo el valor que tiene el soporte del libro como vehículo de difusión y enseñanza en la historia de Chile. La presente publicación, fruto de una investigación sistemática, nos parece de una transcendencia incalculable que esperamos pue- da seguir guiándonos para una labor tan antigua como apremiante: difundir el valor ilustrado y humanista de las Letras en pos de la transformación del país. Sergio Lavandero Vicerrector de Investigación y desarrollo, Universidad de Chile En la sesión del 7 de noviembre de 1811, del Primer Congreso Nacional, el Cabildo de Santiago presenta un Plan de Organización del Instituto Nacional de Chile, cuyo autor fue fray Camilo Henríquez, diputado por Puchacay, que en su artículo 1º señalaba:“El gran fin del Instituto es dar a la patria ciudadanos que la defienda, la dirijan, la hagan florecer y le den honor. Se concreta su fundación por un decreto de 27 de julio de 1813 y se inaugura en el edificio de la Universidad de San Felipe. Se cerró con el fin de la PatriaVieja.Tras los triunfos de Chacabuco y Maipú se reinauguró el 20 de julio de 1819 y desde esa fecha y hasta 1850 funcionó en los claustros de los jesuitas, en calle Compañía, año en que se traslada hasta su actual ubicación. Allí donde el Instituto Nacional impartió clases y tenía su biblioteca pronto comenzó la cons- trucción del edificio del Congreso Nacional, que fue sede de este Poder del Estado hasta el 11 de marzo de 1990. Alfonso Pérez Guiñez Director de la Biblioteca del Congreso Nacional

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