La Biblioteca del Instituto Nacional y de la Universidad de Chile
Dentro de esta concepción también estaba la de construir un mobiliario adecuado a las nuevas fun- ciones de esta Biblioteca de tanta relevancia para la institucionalidad cultural del país. En la sesión del Consejo Universitario del 29 de octubre de 1853, Domeyko hace presente que “por encargo del señor Rector se contrató al ebanista J. del Tránsito Cárdenas la hechura de dos estantes para la biblioteca universitaria, por el precio de siete onzas de oro; debiendo estos muebles ser de caoba sólida, i tener siete pies de alto, cinco pies dos pulgadas de ancho i diez i seis pulga- das de profundidad… el mismo señor Domeyko indicó que sería mui útil reunir en la mencionada biblioteca todos los escritos publicados por la Universidad o por sus miembros añadiendo que así se hacía en todas las universidades europeas, i que no divisaba embarazo que pudiese entorpecerlo. Quedó aprobada la indicación” 42 . Los estantes fueron entregados en un mes, para el aniversario de la Universidad. Los libros sacados por préstamos ascendían a 374 en 1859, trece años después, llegaban a 784. La mayor cantidad de ellos co- rrespondieron siempre a alumnos externos, en segundo lugar a internos, en tercer lugar, a empleados y funcionarios del Instituto, quienes también tenían derecho a solicitar libros. Los préstamos se hacían entre julio y agosto. La demanda descendía muchísimo en los meses estivales para remontar a partir de marzo, en conformidad con el calendario escolar. Mientras todo esto ocurría, la población miraba con indiferencia la educación. La instrucción no era parte del programa de las familias ni dentro, ni fuera de la ciudad.Andrés Bello y Sarmiento propusie- ron hacer públicos los exámenes y las distinciones como una estrategia para connotar el mérito. Los institutanos generaron revistas y diarios con el mismo fin. Sin embargo, tendríamos que esperar la promulgación de la Ley de instrucción primaria de 1907, para que el Estado y las familias (sobre de la naciente clase media) considerasen que la educación no inte- rrumpía la economía doméstica, sino que era el garante más fundamental del porvenir de los hijos en la sociedad moderna. 42.Anales de la Universidad de Chile, sesión del 29 de octubre de 1853,pp.523. 35
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