La Biblioteca del Instituto Nacional y de la Universidad de Chile

El Estado compraba a través del Instituto los libros a las imprentas requeridas. Luego, la tesorería del Instituto vendía los libros a las escuelas que podían pagarlos y a quienes no, les ofrecía un precio redu- cido o bien los donaba. La biblioteca era el almacén de los buenos libros. El vínculo entre ambas insti- tuciones, la Universidad y el Instituto, respaldaba la condición de fiabilidad, autorización y legitimidad de las lecturas ordenadas para cada materia del plan de estudios. La relación epistolar entre los colegios provinciales con el Instituto, a fin de proveerse de libros, es un maravilloso repertorio de esta historia resguardada en el Archivo de la Institución. En 1843, se aprueba la reforma pedagógica promovida por Ignacio Domeyko, quien instala un plan de estudios que organiza los cursos, separa la sección secun- daria de la universitaria y faculta al Instituto Nacional para ser quien inspeccione todos los colegios estatales de la capital y en las provincias; y determine los autores que merecían ser leídos a nivel nacio- nal. Para tales fines la biblioteca inicia una política de compra de libros al exterior, la cual debería ser estudiada en profundidad. A fin de financiar lo anterior, el gobierno destinó un presupuesto definitivo equivalente al producto completo de las mandas forzosas. En 1850 las nuevas generaciones afincan en un nuevo edificio ubicado en la calle Nueva San Diego (hoy día Arturo Prat) con la Cañada (actualmente conocida como Alameda). En dicha nueva casa se haría más estrecha y sólida la relación del Instituto con la Universidad de Chile por todo lo ya señalado, pero también por anidar allí las primeras colecciones de la biblioteca común. Uno de los proyectos más constantes de Ignacio Domeyko, en tanto delegado del gobierno en el Consejo Universitario, fue el del Gabinete de Lectura, idea que presentó en 1852 y sobre el cual informa en sesión del 19 de febrero del año siguiente que “tenía ya una pieza preparada en el Departamento de la Instrucción Superior en el Instituto para establecer el gabinete de lectura de que en otras ocasiones se ha hablado en el Consejo, con el motivo de haber principiado a llegar las Revistas y periódicos científicos encargados a Europa. Se le ofrecía además la oportunidad de un joven estudioso de los que siguen su carrera en el referido establecimiento, el cual sin otra remuneración que el aposento que allí se le da, se encargaría gustoso del cuidado de los libros, recibiéndolos bajo su responsabilidad…”. 40.Anales de la Universidad de Chile,Actas del Consejo de la Universidad, sesión del 19 de febrero de 1853,pp.22-23 31

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