Comunidad del pacífico en perspectiva - Volumen 2

LA COMUNIDAD DEL PAciFICO EN PERSPECfIVA ¡ F. Orrega Vicuí'ia esta polítila cambió y se anunció la necesidad de entenderse con América Latina. El viaje da la Primer Ministro en 1969 a nueve países de dicho continente fue lu culminación de este esfuerzo. Se crearon nuevas misiones diplomáticas indias en América Latina, se firmaron acuerdos culturales y comerciales y se envÍaron misio– nes a explorar la forma de incrementar el comercio. En este pe– ríodo, se estableció un grado importante de cooperación en los or– ganismos internacionales para luchar por las causas económicas de los países en desarrollo. Con todo, subsistía la debilidad en las re– laciones indo-latinoamericanas, que ha sido su característica básica. Del lado latinoamericano hay aún una mayor responsabilidad en esta situación. Se ha mirado con apatía una vinculación polí– tica y aún económica con India. Los países de nuestro continente, por su ya larga vida independiente, no asignaron la misma impor– tancia al anticolonialismo, lucha contra la discriminación racial y demás causas que galvanizan a los países afroasiáticos. Tampoco tuvieron la misma actitud que ellos frente a la confrontación de la guerra fría. Por sentirse parte de Occidente no simpatizaron originalmente con el no-alineamiento, que preconizaba una terce– ra posición equidistante de los dos grandes bloques, pero que en la práctica parecía más antioccidental. La mayor parte de estas causas de incomprensión y distancia– miento han sido superadas hoy. India sabe más sobre América La– tina y ésta más sobre India.. El no-alineamiento ha desbordado sus límites iniciales y ha adquirido una vastedad que comprende a la mayoría de los países independientes. La bipolaridad del mundo se ha diluido, dejando un cuadro en el que América Lati– na puede actuar con mayor independencia y en el cual los proble– mas económicos del Tercer Mundo asumen la primera importan– cia. Todo ello, hace más factible !¡, colaboración y acercamienw político entre India y América Latina. Cabe mencionar, de pasada, que el ingreso de un mayor núme– ro de países latinoamericanos al movimiento no-alineado es desea– ble desde el doble punto de vista de que ello tendería a moderar y equilibrar a dicho movimiento y de que, al mismo tiempo, for– talecería la voz y gravi tación de América Latina en el concierto internacional, bastante debilitada en los últimos tiempos. Si se lle- 126

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