Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
Heraldo Muñoz I LAs RELACIONES ECONÓMICAS DE EE.UU. Y EUROPA OCCIDENTAL de un 25 % en 1966 a casi un 50% en 1974/75. Según los tres-autores antes mencionados, a mediados de la década del 70 las companías manufac– tureras de Alemania FederaJ tenían subsidiarias (incluyendo las de la CEE) en 77 países. La mayoría de ellas estaban ubicadas en América Latina, principalmente en Brasil, México y Argentina, y se encontraban dispersas en diferentes ramas industriales 36 . La tendencia que se observa hacia el traslado de industrias desde Euro– pa y EE. vv. hacia América Latina y otras zonas con abundante mano de obra barata, ha traído consigo, evidentemente, un impacto en el empleo en los países sedes de las corporaciones. De acuerdo a Barnet y Müller dichas transferencias han originado múltiples casos concretos de desem– pleo en los centros. Por ejemplo, el traslado de una parte de la producción de televisores de la Generallnstruments desde Nueva Inglaterra a Portugal y Taiwán significó el despido de 3.000 a 4.000 trabajadores; algo similar ocurrió con el traslado de Warwick Electronics de Arkansas e Illinois hacia México; y, finalmente, el traslado de Zenith Radio desde EE. vv. a Taiwán motivó la cesantía de más de 7.000 trabajadores norteamerica– nos 37 • Asimismo, un estudio realizado por los profesores Frank y Freeman de Comell Universitr&, concluyó que la inversión extranje– ra norteamericana había significado el desplazamiento y pérdida de 1.062.577 oportunidades de trabajo para norteamericanos en el período de ocho años entre t 966 y t 973. Sin embargo, otras investigaciones, tales como las de Robert Stobaugh y otros 3D , sugieren todo lo contrario y sos– tienen que la inversión externa norteamericana ha producido efectos favorables en la balanza de pagos de EE. vv. y también en el nivel de empleo. De cualquier modo, lo que interesa enfatizar aquí es que la dimensión "mano de obra barata" de la dependencia estratégica, implícita en el éxodo de corporaciones multinacionaJes hacia áreas de bajos salarios como Brasil o México, está íntimamente relacionada con problemas de clase al interior de los países centro. Según una fuente, el movimiento laboral en Estados Unidos se demo– ró bastante en percibir las implicaciones de la inversión directa en el extranjero. Sin embargo, el nivel de conciencia habría aumentado signi– ficativamente después de t 966, cuando las corporaciones transnacio– naJes acderaron su producción en el extranjero dirigida al mercado estado\lllidense 40 • Como resultado se originó \lila fuerte oposición 3~ lbid, pp. 135-137. En el caso de Alemania Federal, las corporaciones logran acceso a mano de obra barata no sólo trasladando sus infraestructuras de producción a paises pobres sino, además, importando "trabajadores invitados temporales" de paises europeos con' bajo nivel de salarios. (Ej. Portugal, España, Grecia). 37 Ver Barnet y Müller,op. cit., p. 305. 38 Robert Frank. y Richard Freeman, The Distributional Consequences 01 Direct Foreign Investment(Washington, D.C.: Department ofLabor, December 2-3,1976). "3ll Rol.xTt Stobaugh y otros, Nine Investments Abroad and their Impact at Home: Case Studies on Multínational Enterprises and the u.s. Economy (Boston: Harvard Press, 1976). • 0 Ver Barnet y Müller, op. cit., p'. 304. 61
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