Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental

LAS RELACIONES ENTRE AMÉRICA LATINA, ESTADOS UNIDOS y EUROPA OCCIDENTAL Las consideraciones precedentes serían incompletas sino no aludié– ramos, aunque sea brevemente, a la cuestión de la autonomía relativa del Estado en América Latina. Esta mención parece necesaria para evitar una visión demasiado reduccionista y mecanicista del enfoque de la depen– dencia, en el sentido que éste pretendería explicar todos los aspectos de las sociedades latinoamericanas a la luz de su incorporación histórica al sistema capitalista global. Tal visión, que en ocasiones ha <¡ido entregada por ciertos autores que escriben dentro de la tradición de la dependencia (y del imperialismo), representa más bien una deformación y simplifica– ción que no se compadece con la riqueza del enfoque; similarmente, esta referencia a la naturaleza del Estado en la región sirve para explicar di– versos cambios que se han producido a' nivel de las políticas externas (e internas) de algunos países latinoamericanos y que no parecen constituir meros reflejos de correspondientes cambios a nivel de las estructuras económicas y sociales de las sociedades en que se originan. Para diversos autores que han utilizado el enfoque que estamos comen– tando, es claro que la relación que se establece entre el Estado latinoame– ricano y su respectiva sociedad, por una parte, y ese mismo Estado y los intereses externos, por la otra, es de naturaleza compleja y no necesaria– mente unidireccional. Respecto del primer aspecto, sería erróneo y simplista ver al Estado como un reflejo exacto o un mero instrumento de las fuerzas sociales prevalecientes en una época histórica determinada; por el .contrario,. es concebible una situación en que los sectores que ejercen directamente las funciones estatales comiencen a impulsar intereses y políticas propias que incluso contradicen en ciertos sentidos aquellos de los grupos en que primariamente se apoyan. Un ejemplo de esta situación podría estar dado por la tendencia, por cierto limitada, de algunos apara– tos estatales latinoamericanos a controlar sectores importantes y hasta claves de la economía, impidiendo no sólo la participación foránea sino que también la privada local. En cuanto al segundo aspecto, sería igual– mente simplista ver a los Estados latinoamericanos, especialmente aque– llos de mayor envergadura, como meras plataformas al servicio de los in– tereses transnacionales o de las potencias en que éstos tienen su basé 3 . Ello explica que en algunos casos específicos, gobiernos latinoamericanos hayan entrado en conflicto con sectores privados y públicos de países capitalistas desarrollados, no sólo en torno a cuestiones de carácter más bien secundario, sino que incluso en relación a problemas como la nacio– nalización de recursos naturales. Ambos aspectos de la autonomía relativa del estado en América Latina han sido destacados con especial claridad e insistencia por el politólogo argentino Marcos Kaplan.. Para este autor, no hay por lo general una iden– tificación absoluta entre el Estado y la éJite político-administrativa que 4a Véase sobre este punto, Fernando H, Cardoso, "Current theses on Latin American development and dependenq:: a critique", Boletín de Estudios Latinoamericanos 11 del Ca- ribe ~Arnslerdam), N° 22,junio 1977, p. 60 Ysiguientes. .

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