Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
Alberto van Kleveren I LA CRISIS DE LA HEGEMONÍA NORTEAMERICA:-IA ciones políticas con considerable base popular que al mismo tiem~_garan ticen un claro rechazo a programas radicales de tipo socializante o. Como lo recuerda el mismo autor citado, en el caso concreto del Perú hay algunos indicios de que esta fórmula estaría siendo apoyada en forma activa por el Departamento de Estado norteamericano a través de una política de contactos con dirigentes del APRA, aparentemente el movimiento favore– cido por Washington para la implementación de dicho proyecto af . Sea como fuere, es claro que en los últimos tiempos Washington ha optado por un modelo de influencia más difusa en los sistemas políticos latinoamericanos, abandonando las alianzas estrechas y excluyente:; con algunos sectores dominantes y expandiendo su radio de acción hacia gru– pos y movimientos que pueden jugar un papel importante en cualquiera transición hacia regímenes más democráticos. Al mismo tiempo, esta posición no afecta el cumplimiento de los objetivos centrales de la política latinoamericana de los Estados Unidos, ya que el apoyo a éstos por parte de los actuales grupos dirigentes está asegurado en virtud del fenómeno he– gemónico que se analizó en la primera parte de este artículo. Finalmente, no podríamos concluir este diagnóstico general de las relaciones entre América Latina y Estados Unidos sin referirnos a dos áreas en que indudablemente se ha registrado una disminución de la in– fluencia norteamericana en la región: la transferencia de tecnología y materiales nucleares, y, el mercado de compra y venta de armamentos, tanto convencionales como no convencionales. Con respecto a la primera de estas áreas, es obvio que el país del Norte ya no es el principal abastecedor de los países importantes de América Latina en este campo -Argentina, Brasil yChile- y que "su habilidad para ejercer influencia en los programas nucleares de estos países, aunque to– davía significativa, se ha reducido. mucho desde su nivel inicial,,32. Obviamente, el ejemplo más conocido de esta tendencia declinante fue el fracaso de las presiones de Washington destinadas a lograr la modifica– ción o anulación del acuerdo entre Alemania Occidental y Brasil (1975) en virtud del cual el primero se comprometía a entregar facilidades de 30 Esta hipótesis es desarrollada por Luis Maira en su artículo "Estados Unidos y América Latina: ¿Perspectivas de cambio bajo la administración Carter?", Cuadernos Se– mestrales. Estados Unidos: perspectiva latinoamericana 1, abril 1977. p. 62 Y siguientes. Cabe agregar que el concepto de democracia viable se acerca nOlablemente a las teorías y recomendaciones del influyente politólogo norteamericano Samuel P. Huntington. Véase su Political Order in Changing Societies (New Haven: Yale University Press, 1968) y sus tra– bajos posteriores, especialmente aquellos preparados para la Comisión Trilateral. 31 Luis Maira. op. cit.. p. 65. Ciertamente, el hecho de que el APRA, el antiguo movimiento antíímperialista y nacionalista, mantenga en la actualidad relaciones más bien estrechas con los Estados Unidos revela que la influencia norteamericana, lejos de haberse reducido, se ha expandido apreciablemente en el espectro político peruano. Treinta años atrás, esta posi– bilidad hubiera parecido absurda. 3. John R. Redick, "Nuclear Restraint: u.s. Nuclear Poliey and Latin America", Orbis22. N° 1, Spring 1978, p. 192.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=