Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental

Alberto van Klaveren I LA CRISIS DE LA HEGEMONíA NORTEAMERICANA nidos por el Tercer Mundo han tenido un carácter marcadamente retórico y no se han traducido en medidas concretas. Finalmente, con la excepción de los países exportadores de petróleo -y aun en este caso habría que hacer precisiones- no se ha operado un traspaso de la riqueza desde los países ricos hacia los pobres y, para usar una frase que. ya se ha convertido en lugar común, la brecha se sigue agrandando. En suma, se ha avanzado muy poco en este campo en el sentido de afectar realmente la hegemonía de Estados Unidos y del mundo desarrollado en general. Otro punto que ha despertado considerable interés en los últimos años es el de las interacciones entre Estados Unidos y América Latina en torno a los modelos de organización política que han adoptado los países de la región. No es éste el lugar para describir estos modelos, ni para analizar en detalle la forma en que los Estados Unidos han tratado de difundir en la región su propio sistema político y económico. Lo que interesa es ver en qué medida las actuales discrepancias entre el país del Norte y los regíme– nes autoritarios latinoamericanos sobre los modelos políticos que estos últimos adoptan constituyen un hecho nuevo que apunta hacia una dismi– nución de la influencia norteamericana en la región. Nuevamente, el empleo de una perspectiva histórica nos puede ayudar a responder esta interrogante. Ciertamente, la experiencia reciente (y también la menos reciente) de las relaciones hemisféricas nos enseña que la preocupación norteameri– cana por el cumplimiento de los derechos humanos y, sobre todo, por la ausencia de regímenes democrático-liberales en América Latina no es nueva. Tampoco lo es, obviamenté, la resistencia de las élites dominantes locales a compartir estas preocupaciones de Washington y a observar una conducta más acorde con los valores y normas que rigen la convivencia política en las sociedades occidentales. En realidad, el carácter recu– rrente que tienen las políticas norteamericanas de promoción de la demo– cracia liberal y de los derechos humanos en América Latina y las polémicas a que éstas dan origen parece apoyar la conocida tesis de los "ciclos" de la política latinoamericana de los Estados Unidoi'9 y, por ende, dificil– mente estas actitudes y las reacciones negativas que suscitan en los grupos dominantes de la región pueden ser consideradas como ilustrativas de la actual debilidad norteamericana con respecto a América Latina. No está de más recordar en este contexto la reticencia de diversos gobiernos autori– tarios latinoamericanos a cumplir con los objetivos políticos de la Alianza 29 Sobre la existencia de ciclos generales en la política latinoamericana de los Estados Unidos, véase Federico G. Gil, Latin American-United States Relations (New York: Har– court, Brace, Jovanovich Inc., 1971). La tesis de los ciclos ha sido aplicada específicanH'nte al tema de la "promoción de la democracia" por parte de los Estados Unidos en Amér";l Latina en el artículo de Yale H. Ferguson, "The United States and Political Developmem in Latin America: A Retrospect and a Prescription" , publicado en Yale H. Ferguson (ed.), Contemporary lnter-American Relations (Englewood Clíffs, N. J: Prentice-Hall, 1972), pp. 348-389. 37

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